viernes, 14 de noviembre de 2008

relatos japoneses, 8. solo en el templo de la rata







a medio trayecto del camino del filósofo, en un cruce, encontramos un símbolo que anunciaba el templo o-toyo (o como mau decidió llamarle, el templo de la rata), del lado derecho una casa de té y tienda de kimonos y yakatas, del lado izquierdo un puente que subía a la montaña y al templo de la rata. christian, edurne, ehe y lalo se fueron a la derecha, mau se fue a la izquierda, pensó “veo rápido el templo y ahora bajo”. subió por el camino que se fue adentrando más y más en la montaña. después de diez minutos de caminar e ir dejando atrás la ciudad y en realidad irse metiendo a la montaña y al bosque, mau encontró las escaleras.

subió, una tori le daba la bienvenida al templo. avanza y se da cuenta que la ciudad está abajo y lejos y que en realidad en ese templo no hay nadie, sólo mau y su sombra. un templo pequeñito, olvidado por los mapas y los turistas. una soledad enorme, un bosque invasor.

mau se detuvo a escuchar el viento entre los árboles, sacó su cámara y grabó el sonido y el movimiento. aire frío de la tarde moviendo el viento. mau pensó “es como si fueran los espíritus del templo”. de pronto el viento más fuerte. mau se da cuenta que quienes no han olvidado el templo son las enormísimas arañas verdes quienes van tejiendo sus redes alrededor. mau empieza a ponerse nervioso. el viento sopla más fuerte.

mau se acerca al templo lateral, donde hay miles de plegarias en tablillas, estas plegarias las custodia la rata sagrada y mau recuerda de súbito un cuento de julio cortázar y la noche en que leyó ese cuento en voz alta hace muchos años. viene más fuerte el viento, las telas de araña se mueven, se acercan a mau.

de pronto mau piensa “¿y si salieran los monstruos que cuidan el templo?”. en eso, tres abejorros enormes (¿por qué los insectos son tan grandes en kyoto? ¿podrían ser mascotas?) se acercan a mau, rondan su cabeza, hacen su ruido. mau sale corriendo, deja atrás el templo, el viento, la rata, los monstruos. asustado y todo mau es feliz. al salir ve unas figuritas en la puerta del templo, el musgo las ha ido invadiendo. mau les sonríe. otra araña verde enorme cerca.

mau piensa “bueno, me voy”… baja de la montaña ya más tranquilo, vuelve al cruce de las calles y ahí siguen los otros cuatro viajeros. mau se sienta y escribe, decide que en kyoto usaría la tinta roja, la que sólo se usa en momentos especiales y escribe:

(otoño)

(¿me hacen falta las
palabras para entender éste
tiempo? ¿estoy mudo bajo
la luz? ¿la espera ha

valido la pena? ¿entiendo por fin
que lo que queda son restos del
otoño? ¿qué otra voz acaricia
el aire? ¿abejas que me invaden la

garganta? ¿tibia saliva? ¿derrota
y calma? ¿estómago rojo? ¿fuegos
artificiales? ¿ternura

húmeda derramada en los labios
y el ombligo? ¿calor? ¿ojos abiertos?
¿insomnio? ¿ruido de dragones quietos?)

20 octubre, 2008
kyoto, japón


(después continuará el “templing” deporte extremo y agotador, hasta que el sol se ponga. tomaremos té verde en un jardín al finalizar el camino del filósofo, veremos más arañas verdes, en la noche beberemos una rica cerveza en el hostal)

1 comentario:

El último dijo...

ruines ratas roen rumores