domingo, 8 de noviembre de 2015

tomar una foto

para bárbara l., fotógrafa.

mirar a través de la cámara. tomar una fotografía. disparar para capturar un momento del tiempo & lograr que se quede ahí congelado. en la fotografía quedarán inmóviles para siempre esos segundos, esa luz, esa taza de café (la que tenía una inesperada galaxia adentro), el libro que leía esa tarde fría de noviembre [mirar a través de la cámara y disparar son placeres diferentes, no excluyentes].

para quien toma la fotografía queda el momento: para el espectador también: patti smith quedará infinitamente ahí en la fotografía que nos permite tocar desde la mirada de robert mapplethorpe. ese marinero seguirá besando a la enfermera en un eterno agosto de 1945. nan goldin tendrá el ojo morado frente al espejo. jeanne moreau, "jules" y "jim" corren por un puente infinitamente, antoine corre por la playa, los obreros salen de la fábrica. la fotografía, como el cine, juega con la inmortalidad. la foto, habla desde lo inmóvil, desde lo no verbal. a veces, en una fotografía, se dice todo. to-do.




esto viene a cuento porque acabo de participar durante una semana en un juego de instagram, en "the ping pong project", donde dos personas que toman fotos en esa red social mantienen un diálogo durante una semana a través de las imágenes. se tiende un puente no verbal entre dos personas, cada uno mira el mundo de una manera y se comparten lo que ven (o lo que han visto). toda esta semana le he dado vueltas a pensar en lo que veo y en lo que quiero decir cuando decido disparar la cámara. (las 11 fotos al final del texto son lo que vi y lo que compartí)

cada toma es una decisión, es una postura ante la luz, la imagen, la composición, las obsesiones, la memoria ¿cómo hablo con alguien que no conozco, que no habla mi idioma, que no vive en mi país ni tenemos las mismas influencias ni las mismas obsesiones? ¿tendrá obsesiones? ¿cómo se dialoga a través de una imagen especifica con alguien que vive la noche mientras acá es mediodía? tomar fotografías también me significa contar y mostrar lo que soy: aquello que ocupa mis ideas aquí & ahora. veo mis fotografías de hace años y son un reflejo que ese allí & ese entonces, lo irrepetible, pero también son los ladrillos que me construyen y que me han llevado hasta la decisión de tomar una fotografía hoy: esto que mis ojos ven en este instante ¿vale la pena compartirlo, plasmarlo, dialogar con ello, decir "esto soy yo, esto es lo que miro"? cada uno decidirá si lo que quiere mostrar es lo que lleva dentro o si quiere mostrar lo que le gustaría ser, cada uno decidiría que tan honesto o no, que tan real o no, es a través de la fotografía. como con las palabras, pero de otra manera.

(pienso con horror en lo que enunció umberto eco hace poco, su postura pretenciosa e intelectual, de que ahora cualquiera puede decir y ser escuchado y su juicio categórico y condescendiente. sin duda, éste es un triste tiempo para que voces xenófobas, intolerables e intolerantes hablen y a veces hablen fuerte y sean replicadas, o un consagrado intelectual menosprecie a los demás o que se difundan mentiras exponencialmente por gente poco crítica pero es muy claro que éste es también un tiempo feliz y enriquecedor para aprender, conocer, leer: hoy podemos saber que existe una palabra finlandesa, mamihlapinata, para describir la mirada entre dos personas que desean lo mismo y ninguno se atreve a dar el primer paso y que alguien en kioto está fotografiando el otoño y que ya está nevando en teherán y que empieza a hacer calor en santiago de chile y que el volcán popocatépetl se ve diferente exactamente a la misma hora desde puebla que desde mi ciudad y que grimes y alt-j hacen música increíble o que thom yorke apareció y cantó junto con portishead una noche de magia o que un poeta está traduciendo unos versos de e. e. cummings al español porque le dio la gana hacerlo y alguien habla de los libros que le interesan leer y alguien escucha . puedo ver lo que otros fotografían, lo que otros pueden decir sin hablar. mi mundo se hace más grande & más rico. el territorio del diálogo no verbal crece. esos puentes, creo, nos hacen mejores, más reales, más humanos. está el otro gran tema, tener una cámara profesional no te hace fotógrafo, la sensibilidad del ojo, entrenado o no y esas cosas, pero eso es otro tema)













miércoles, 4 de noviembre de 2015

20 años de un disco de the smashing pumpkins

“Time is never time at all
You can never ever leave
Without leaving a piece of youth”
Billy Corgan

ya cumplió sus primeros 20 años. apareció en octubre de 1995.


lo primero que supe, porque lo vi físicamente, fue un era un disco doble, las ilustraciones eran hermosas y el grupo se llamaba "the smashing pumpkins" (la alineación original, los que se juntaron alrededor de billy corgan entre 1988 y el 2000: james iha, d’arcy wretzky & jimmy chamberlin).

nunca los había escuchado, pero las imágenes en el disco doble me recordaban a “el viaje a la luna” de george méliès, aquella primerísima película de ficción filmada en 1902 (sin esa película la historia del cine habría cambiado, pero esa es otra historia). me pareció que el título era divertido: "mellon collie & the infinite sadness": eran años de descubrir cosas, nombrar el mundo y descubría la poesía de e. e. cummings, así que la presencia del símbolo ampersand en el título me emocionaba enormemente. era, repito, 1995.

luego fue comprarlo y maravillarme. escucharlo y sorprenderme conforme pasaban las 28 que parecían un ataque de neurosis: calma, tranquilidad, furia, ternura, calma, sueño, pesadilla, rabia, desencanto, viento, calma, historias breves, vampiros, el viaje a la luna, la melancolía en los dedos, humedades contando fragmentos del tiempo que apenas comenzaba, historias de cuando ellos eran (más) jóvenes, de nuevo rabia y furia, otra vez calma, una canción de cuna. cada uno de los dos discos tiene 14 canciones y el recorrido no fue (no es) un viaje necesariamente placentero.


en el primer disco, “dawn to dusk”, el paso de la tranquilidad (la piel en calma) de "tonight, tonight" a la rabia desbordada (objetos rotos, rabia furibunda) de “zero”, “bullet with butterfly wings” y “fuck you (an ode to no one)” para volver a la calma y los extraños sonidos de “cupid de locke” y “galapogos” y volver a la neurosis abierta con la increíble “muzzle” y luego regresar a la calma pre-post-rock de la interminable “porcelina of the vast oceans”.

el segundo disco es menos dócil, “twilight to starlight”, empieza enojado y con la absoluta desesperación y desencanto de los años noventa y así “1979” y “thirty-three” se vuelven breves oasis ante la furia para llegar a la absoluta quietud de las cuatro canciones del final. el disco empieza con una pieza instrumental, una especie de obertura, y termina casi inmóvil, casi en silencio.

después de escucharlo era cosa de volver a empezar y volverlo a oír una y otra vez. y después fue buscar “siamese dream” (1993) y “gish” (1991) y dejarse acompañar por la música de the smashing pumpkins por años, escucharlos en vivo, comprar “adore” (1998) y escuchar una sola vez “machina/the machines of god” (2000) y sentir que algo se había perdido en la música que habían hecho y que no volvería. no he querido escuchar los últimos tres discos, me quedo con la sensación de maravilla, sorpresa y enojo adolescente de ese gran disco de 1995. qué año.