“No se
permitiría pensar en quién quedaba y quién no.”
Chimamanda
Ngozi Adichie
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esta mañana terminé de leer la novela “medio
sol amarillo” de la nigeriana chimamanda ngozi adichie. pensé
mucho en el tema de la memoria: cómo
las palabras nos sirven para enunciar lo que somos, lo que fueron nuestras historias,
las personales, las otras, más épicas, y como al nombrar las cosas, para no
olvidar, estamos construyendo futuro.
es una novela de ficción que chimamanda ngozi adichie
construye con las historias de su propia familia: con lo que le contaron sus
padres y sus tíos, con las historias que sus dos abuelas le contaron del porqué
los dos abuelos no regresaron. con palabras y con ficción construye memoria. la
novela habla de un episodio histórico del que, al menos en méxico, se ignora: la guerra de biafra, cuando la región oriental de una muy nueva república
nigeriana se separó del resto del país en 1967 y por ello fue devastada.
la novela usa los hechos históricos, los años
sesenta, para contar la historia de dos hermanas, un profesor universitario, un
joven adolescente, los amigos y los familiares, los poblados y ciudades donde
vivían y de un británico blanco, enamorado de la cultura de la región, de una
de las hermanas y de la nueva república. cuenta también como las hermanas viven
dueñas de su propia vida, lo cual es una de las características de la
literatura de chimamanda ngozi adichie: a estas dos mujeres, olanna y kainene, nadie les dice cómo deben de vivir su vida, su sexualidad,
su tiempo. son mujeres poderosas, son mujeres que tienen voz. es, sobre todo,
una novela de seres humanos sobreviviendo, soñando, cayendo, recuperándose,
hambrientos, enamorados, asustados, confundidos, engañados, sucios, abandonados,
rotos, heridos, aprendiendo. hay 8 fragmentos que corresponden a la novela
ficticia que está escribiendo richard,
el británico, “el mundo guardó silencio cuando morimos”, donde se describen
episodios reales de la guerra de biafra:
qué brutales podemos ser. en los agradecimientos al final de la novela, chimamanda
escribe:
“Para que nunca olvidemos.”
en este episodio de la humanidad (que, por supuesto
tiene que ver con la incapacidad de ver al otro y de entender y tolerar y que,
por supuesto, tiene que ver en la manera en que el imperio británico, al igual
que otras naciones europeas, determinó fronteras de países de manera caprichosa
para lograr controlar mejor a las poblaciones ocupadas y que hoy, por ejemplo,
tienen al medio oriente ensangrentado) hay un elemento brutal y que me deja
pensando. ambas naciones, nigeria (independiente desde 1960) y biafra (que se
separó en 1967 y volvió a anexarse en 1970) eran naciones pobres y
subdesarrolladas, naciones que empezaban a contar sus propias historias. al
comenzar la guerra, ambos ejércitos son pobres, desorganizados, hambrientos. nigeria,
con el aval del mundo, logra aislar a biafra, bloquea al país, bombardea y
destruye la poca infraestructura, ataca a la gente de los libros y a los igbos,
la tribu más numerosa de biafra. nigeria usa un arma que cuesta poco: el
hambre. durante tres años el ejército nigeriano usó el hambre como arma de
destrucción masiva y fue lo que acabó ganando la guerra. y esto hay que
repetirlo y no olvidarlo: ahí también hubo un genocidio: en rwanda fue con
machetes, en armenia fue con desplazados y fusilados, en alemania y europa fue
con cámaras de gas, en argentina y en chile fue con desaparecidos, en guatemala
fue incendiando poblados, en bosnia-herzegovina fue con balas, en camboya fue
con campos de concentración, en biafra fue con hambre. nuestro triste siglo xx.
la novela se publicó en 2006 en inglés y en español
en 2007, la edición que tengo es del 2017, publicada por literatura random mondadori,
con un prólogo de lina meruane, la traducción es de laura rins calahorra. de chimamanda
ngozi adichie he leído antes “americanah” (2013), una maravillosa
novela sobre la identidad y el lenguaje (y la memoria también) y he escuchado muchas
veces la ted talk “el
peligro de una sola historia” que es de esas cosas importantes que uno
encuentra en la vida.