en un día de noticias felices, la tristeza & el horror.
no soy brasileño, no tengo familia allá. es más,
nunca he viajado a brasil. no conozco río de janeiro y no sé si algún día lo
haré, nunca he caminado por la avenida
atlântica, ni bebido café en la confeitaria
colombo ni he visto los edificios de niemeyer en brasilia. no he ido nunca
a pelotas, brasil, ni a uberlândia ni a manaus. mi cercanía con brasil tiene
que ver con la poesía, con las cosas que sucedieron alrededor del modernismo en
1922 en la semana de arte moderna y lo que vendría después y hasta ahora.
en mi biblioteca las letras brasileñas que hacen poesía tienen su lugar
privilegiado.
el fuego de anoche me parece doloroso. el incendio
de anoche que acabó con el museo nacional, con toda la colección, con el
edificio, con 200 años de documentar la historia brasileña me parece inmensamente
trágico y triste y me da rabia.
paula abramo, poeta, traductora,
amiga, escribió en su facebook:
los perezosos gigantes las momias egipcias
el dino-prata el cráneo de luzia los frisos imperiales las urnas tupi-guaraníes
los frescos las insignias de la corte las mariposas las ánforas de pompeya la
afrodita vanidosa en la cratera los sepulcros incas los anzuelos y conchas de
los sambaquis el palacio del emperador los penachos vestigios de miles de años
lo poco que no se había perdido de culturas exterminadas doscientos años de
historia se borraron veinte millones de piezas vestigios de miles de años se
perdieron esfumaron redujeron a cenizas doscientos años de historia natural y
arqueología ardieron se acabaron para siempre en unas horas porque los que
podían decidir decidieron que no había que cuidarlos
brasil es una herida en una herida
todo esto es cierto, todo esto perdimos. lo perdió
brasil, lo perdemos todos.
ricardo domeneck, poeta, novelista,
brasileño, escribió:
Que tragédia. Que tristeza acachapante. O museu havia completado 200
anos há poucos meses.
Parabéns, ministros da Cultura de Michel
Temer, Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Henrique Cardoso e
ignóbil etc.
Sugiro recolhermos as cinzas para uma
exposição na Arena das Dunas, na Arena Pantanal ou no Estádio Nacional de
Brasília, rebatizando qualquer um destes elefantes brancos de ‘Novo Museu
Nacional’.
todo esto es cierto. todo esto debería ser un
recordatorio: que las cenizas del museo no se vayan, que queden como muestra
del liberalismo y de la negligencia estatal que recorta presupuesto a las
universidades y la cultura y los museos (y los hospitales y las escuelas y todo
lo que signifique humanidad, todo lo que dignifique).
américo afonso, fotógrafo, portugués,
escribió en su instagram:
o fogo destrói a mais antiga Instituição
Científica do BRASIL, mandada construir por D. João VI. 200 anos de arquivos vários,
importantes para o Brasil, para Portuga, para o Mundo.
en la página de facebook de museos solo museos
publicaron fotos de lo que quedó y escriben:
El Museo Nacional enfrentaba restricciones
de recursos. Afirman que las pérdidas son irrecuperables. El incendio borró 200
años de historia de Brasil. En junio último había cumplido, precisamente, dos
siglos. La tristeza y amargura ha invadido a estudiantes, profesores e
intelectuales que, afirman, no hay como recuperar ese acervo de 22 millones de
piezas y documentos que contenía a la joven Luzia, cuyo esqueleto tenía 12.000
años de antigüedad. Una joya de la arqueología brasileña encontrada en Minas
Gerais.
El palacio fue la sede de la casa real
brasileña. Para el rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Roberto
Leher, “es obvio que la forma del combate al fuego no guardó proporción con
tamaño incendio. Percibimos claramente que faltó logística y capacidad de
infraestructura del Cuerpo de Bomberos para dar cuenta de un acontecimiento tan
devastador”.
la nota cierra con este texto:
Las voces de la cultura brasilera se
levantan para decir: “Es una negligencia criminal con la cultura, la historia,
el pasado y, también el futuro. La destrucción del Museo Nacional es, también,
la aniquilación de parte de la civilización brasileña”.
Y desde ese lugar “asume una dimensión
simbólica siniestra en este momento en que Brasil parece disolverse en nuestras
manos”.
sobran las palabras. para rescatar 200 años de
historia del fuego, no sirven las palabras. servirán para denunciar, enunciar,
recordar: que no se repita, nunca.
óscar de pablo, poeta, escribió en
su twitter:
La tragedia mayor no fue el incendio de la
biblioteca de Alejandría, sino la decadencia intelectual que hizo posible ese
incendio.
llevamos años viviendo en estos extraños tiempos de
resistencia. ¿quién diría que exigir a los estados preservar los museos sería
una batalla que tendríamos que librar?