miércoles, 21 de octubre de 2015

patti & robert

“Yet I have a lock of his hair, a
handful of his ashes, a box of
his letters, a goatskin tambourine.”
Patti Smith


en 1975 patti smith grababa “horses”, el disco que va a cumplir 40 años en diciembre, el primer disco.

para la portada del álbum le pidió a su amigo, expareja y compañero robert mapplethorpe que tomara la fotografía. la fotografía era física y relevante, robert jugaba con la luz y la obscuridad, patti con las palabras.

ellos se conocieron en 1967, en nueva york, los dos habían nacido a finales de 1946 y por azar se encontraron, cuando buscaban su propio camino, tenían hambre física y hambre metafísica, querían hacer arte, querían aprender, querían comerse el mundo, querían comer. lo hicieron a su manera. robert sería conocido como uno de los grandes fotógrafos, patti como una de las grandes rockeras, la madrina del punk. la obra de ambos quedaría ahí. 40 años después se sigue escuchando “horses”, 40 años después la fotografía que robert tomó sigue ahí.

para mí la obra de ambos es importante, trascendente: robert me “enseñó” a mirar a través de la cámara, patti me “acompaña” con su música en mi vida cotidiana y en el proceso de escribir poesía; llegué a ambos por caminos diferentes pero simultáneamente. sería algunos años después que sabría que ambos estaban unidos y que esa fotografía del disco no era una mera casualidad. ella era patti smith, la foto era de robert mapplethorpe, ambos sabían que estaban construyéndose en ese momento. la historia, su historia, su antes-después, su allí & entonces, lo cuenta patti smith en su libro “just kids” (harpercollins publishers, 2010). hoy, mientras terminaba de leerlo (y en estos días en que he hablado con christian sobre el libro y le cuento la historia), sentí tristeza & felicidad simultáneas: estaba leyendo la historia de ambos, de esos dos íconos, esa época, cómo se iniciaron, como pudieron ganar dinero y sobrevivir y hacer y deshacer y, pese a todo, como pudieron despedirse en 1989.

“Will you write our story?”


le preguntó robert ya moribundo a patti. ese libro es su historia.



domingo, 11 de octubre de 2015

un monumento

a christian, edurne, ehékatl, lalo, yuyis.
a 7 años de haber pisado tokio.


(esto es sobre una canción. esto es sobre una obsesión. sobre un momento antes-después. sobre lo que se puede esconder en la música que llega en el momento justo. esto es sobre una especie de soundtrack de la vida)

“make a space
for my body
dig a hole
push the sides apart”


el primer disco de röyksopp fue “melody a.m.” (2001). me gustó, pero en realidad no me enamoró la música de estos noruegos hasta que cayó en mis manos “the understanding” (2005). esa música me envolvió, abrió y ocupó espacio de obsesiones, particularmente ante “beautiful day without you”, “what else is there?” y “circuit breaker”. cuando aparecieron “junior” (2009) y “senior” (2010), la música de svein berge & torbjørn brundtland ya era uno de mis lugares seguros: ese espacio donde me maravillo escuchando un disco una y otra vez, descubriéndolo, tomándolo, ocupándolo.



en 2014, junto con robyn, hicieron un pequeño ep, “do it again”. ahí suena la canción “monument”. en su álbum de despedida del formato disco, “the inevitable end” (2014) volvió a aparecer “monument”, en otra versión, ¿más obscura? ¿menos luminosa? ¿más cruda? ¿más maravillosa? ambas versiones me emocionan, me hablan, me obsesionan.  es una especie de testamento, un poner las cosas en orden antes de cerrar la puerta, una manera de decir no tengo miedo, no me hace falta nada, no le debo nada a la vida & la vida no me debe nada. una manera de decirse a sí mismo que ante la balanza, el corazón, la pluma y el dios egipcio maat no hay que tener miedo. los errores, los aciertos, lo que no fue, lo que sí, lo que se pudo, lo que se dijo, los viajes realizados y los imaginados, todo eso, al final, será viento o polvo y lo que quedará será, en el mejor de los casos, alguien que te recuerde con cariño y eso habrá valido la pena.

“this will be my monument
this will be a beacon when i’m gone
gone, gone
when i’m gone
gone, gone
when i’m gone

so that when the moment comes,
i can say i did it all with love
love, love
all with love”



miércoles, 7 de octubre de 2015

aullando todavía

60 años después “howl” de allen ginsberg sigue sonando fuerte & claro. sigue llenando ojos, aire & gargantas. sus versos todavía ocupan insomnios, viajes, libreros, discusiones. 60 años después “howl” sigue aquí, aullando feroz.


era viernes y era 7 de octubre, era san francisco y era en la calle filmore en la noche. esa noche se bebió y se fumó en esa galería. hubo poesía & felicidad. leyeron versos 5 poetas jóvenes y kenneth rexroth, a quienes esos 5 jóvenes admiraban: lamantia, snyder, mcclure, whalen & ginsberg. entre el públcio estaba jack kerouac, borracho, feliz, los animaba a seguir leyendo & llenar de versos la noche californiana. entre el público estaba el editor lawrence ferlinghetti que acababa de iniciar la editorial y librería city lights books (dice y documenta el propio ferlinghetti que al día siguiente de la lectura le envió un telegrama a allen ginsberg que decía: "i greet you at the beginning of a great career. when do i get manuscript of 'howl'?" [se publicaría como el tomo 4 de la colección “the pocket poets series”, tendría la introducción de william carlos williams y ese libro sería llevado a juicio junto con la editorial y el editor por obsceno, pornográfico y poco estadounidense: ese juicio, felizmente, lo ganó ferlinghetti]. ese mismo año se publicó, en parís, “lolita” de nabokov).


sucedió entonces que esa noche allen ginsberg leyó por primera vez en voz alta y ante un público el poema largo “howl”. sucedió que ahí, en ese ahí & entonces, se da un momento antes-después. antes no había resonado el primer verso en el aire, allen dijo: “Howl/ For Carl Salomon/ I saw the best minds of my generation destroyed by madness…” y después esos versos se volverían símbolo, fuerza & voz de una generación entera. esos versos se repetirían una y otra vez. esa noche se escuchó por primera vez el que sería uno de los tres libros-pilares de la generación beat. sucedió que no sólo leyó los primeros versos sino todos los versos, kerouack, dicen, aplaudía y gritaba feliz. leyó las tres secciones del poema, habló de moloch (la sociedad industrializada, deshumanizada, alimentándose de jóvenes) y habló de la soledad en rockland (el asilo mental donde estaba carl salomon) y leyó también el “footnote to howl”, repitió 15 veces la palabra “holy”. la voz de ginsberg no lo sabía, pero estaba haciendo historia literaria: sería imparable lo que vendría.


60 años después, todavía, esos versos me emocionan. vuelvo felizmente a “howl” una y otra vez. en esas palabras visito sombras, cosas que me hacen temblar, murmuro versos, me descubro aullando por dentro, me dejo llevar por las palabras que forman un mantra, un puente, un escudo. lo leo (lo releo) aquí & ahora: frente a mis ojos tengo uno de esos misteriosos objetos donde hay poesía, que no sé qué es en realidad, pero sé que está ahí.


(gracias ginsberg, gracias “howl”. feliz cumpleaños #60)