sábado, 17 de noviembre de 2018

soñar el sueño de toda célula: saberse en compañía


"Que recolectar hojas y reconocer árboles es una forma
hermosa de resistir: devenir sueño de células: dibujarlas y
respirar."
Maricela Guerrero


leer poesía a finales del 2018. si, 2018: el año en que un innombrable volvió al poder en colombia con lo que iniciaron los recortes a la universidad pública y el incremento en gasto para armamento; cuando en brasil se eligió a un candidato abiertamente fascista, misógino, racista, homófobo y que niega el calentamiento global para dirigir un país multidiverso; cuando en méxico hay una abierta preocupación xenófoba de parte de la población contra la caravana migrante de centroamericanos con argumentos que seguramente harán sentir orgulloso al presidente trump de ver cómo podemos ser como él; cuando el número de feminicidios aumento; 2018 y todavía tenemos que salir a las calles a pedir derechos. leer poesía, ¿para qué?


pero. si. leer poesía para decir no. en el libro el sueño de toda célula de maricela guerrero (méxico, 1977), ediciones antílope, sucede algo maravilloso: nos habla del placer gozoso de hacer resistencia. el libro ganó el premio clemencia isaura de poesía 2018 que otorga el instituto de cultura de mazatlán, sinaloa, méxico. la edición muestra el sello característico de amor por el objeto impreso de esta editorial. toda su hermosura inicia al abrir el libro.

desde el lenguaje y la lengua, la que se enuncia, la que llevamos en la boca, a través de pequeños actos: hacer resistencia. maricela guererro comienza hablando de una profesora, la recuerda y la enuncia, este acto tan mexicano de recordar el pasado y las personas que fueron relevantes, recuerda a la maestra olmedo y nos comparte su voz, las cosas que decía y cómo las decía, nos comparte cómo sucede la maravilla de tener una profesora o profesor que logra abrir los ojos de un grupo de alumnos (en este caso, sólo alumnas porque no era un colegio mixto) y cómo sucede entonces el placer de detenerse a recolectar hojas y reconocer árboles y usar el tiempo y las voces para detenerse y ser más persona. no mejor: más, menos un sujeto alienado a las necesidades del mercado, del capitalismo, del patriarcado.

a partir de recolectar hojas y reconocer árboles suceden cosas: se reconoce el derecho al agua de comunidades indígenas, el derecho a usar un idioma, la maravilla de saber la distancia y el tiempo en la que está una persona que se quiere ver. se reconoce el derecho a defender un árbol ante un esquema utilitario que lo quiere hacer papel o muebles o casas o dinero. pero defender un árbol es defenderse a sí mismo. es decir en voz alta “no pasarán”. es decirlo a pesar de que sabemos que probablemente pasen como han pasado infinidad de veces pero decirlo nos vuelve parte de la resistencia.

escribe maricela guerrero:

Preguntas

¿Escribimos poemas para preservar la especie?
Escribimos poemas y trazamos rutas para
transmitir una información que muestre cómo
seguir la vocación de alegría:
luciérnagas
bacterias luminosas

Echarse al lomo de la loba bosque arriba.

Detener es otra forma de fluir.

¿de dónde vienen las palabras? ¿cómo enunciamos el mundo? ¿cómo nos decimos que estamos aquí? ¿cómo nombramos lo importante? ¿quiénes estarán con nosotros cuando haya que despertar de o enfrentar la pesadilla? estas parecieran algunas de las preocupaciones detrás de los verdes versos. es un libro de árboles, de enseñanzas, de lobos que corren, de enfermedades, del hambre, de la defensa del agua, de hechos, de combustiones, de sueños, de células, de palabras con las que se construye. es un libro de construir comunidad: “el sueño de toda célula es devenir células, y millones de ellas participan de esta: nuestra respiración”. “Soltemos la idea de que estamos solos”. escribe maricela guerrero:

Estoy aquí hablando en lo que tengo porque
respirar contigo es una transformación que produce
aliento.

este es un libro hermoso. brutalmente hermoso: leerlo genera eso que han de sentir las luciérnagas cuando se encienden. nos enseña una enorme lección: ahora, hoy, aquí, en estos días, en cada uno de nuestros territorios: leer poesía, reír, darse tiempo para lo gozoso, recolectar hojas o piedritas, preparar una taza de café para beberla a solas (o en compañía) pero sin prisa alguna, ver llover, cocinar con los amigos, caminar sin rumbo o propósito, acariciar un gato, recordar, oler una mandarina antes de comerla, hablar de lo diverso en el cuerpo y el lenguaje, disfrutar una palabra en el paladar: son hermosas formas de construir resistencia. y en eso estamos. eso hacemos. la revolución de las cosas pequeñas.



lunes, 3 de septiembre de 2018

200 años al fuego


en un día de noticias felices, la tristeza & el horror.

no soy brasileño, no tengo familia allá. es más, nunca he viajado a brasil. no conozco río de janeiro y no sé si algún día lo haré, nunca he caminado por la avenida atlântica, ni bebido café en la confeitaria colombo ni he visto los edificios de niemeyer en brasilia. no he ido nunca a pelotas, brasil, ni a uberlândia ni a manaus. mi cercanía con brasil tiene que ver con la poesía, con las cosas que sucedieron alrededor del modernismo en 1922 en la semana de arte moderna y lo que vendría después y hasta ahora. en mi biblioteca las letras brasileñas que hacen poesía tienen su lugar privilegiado.

el fuego de anoche me parece doloroso. el incendio de anoche que acabó con el museo nacional, con toda la colección, con el edificio, con 200 años de documentar la historia brasileña me parece inmensamente trágico y triste y me da rabia.


paula abramo, poeta, traductora, amiga, escribió en su facebook:

los perezosos gigantes las momias egipcias el dino-prata el cráneo de luzia los frisos imperiales las urnas tupi-guaraníes los frescos las insignias de la corte las mariposas las ánforas de pompeya la afrodita vanidosa en la cratera los sepulcros incas los anzuelos y conchas de los sambaquis el palacio del emperador los penachos vestigios de miles de años lo poco que no se había perdido de culturas exterminadas doscientos años de historia se borraron veinte millones de piezas vestigios de miles de años se perdieron esfumaron redujeron a cenizas doscientos años de historia natural y arqueología ardieron se acabaron para siempre en unas horas porque los que podían decidir decidieron que no había que cuidarlos

brasil es una herida en una herida

todo esto es cierto, todo esto perdimos. lo perdió brasil, lo perdemos todos.


ricardo domeneck, poeta, novelista, brasileño, escribió: 

Que tragédia. Que tristeza acachapante. O museu havia               completado 200 anos há poucos meses.
Parabéns, ministros da Cultura de Michel Temer, Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, Fernando Henrique Cardoso e ignóbil etc.
Sugiro recolhermos as cinzas para uma exposição na Arena das Dunas, na Arena Pantanal ou no Estádio Nacional de Brasília, rebatizando qualquer um destes elefantes brancos de ‘Novo Museu Nacional’.

todo esto es cierto. todo esto debería ser un recordatorio: que las cenizas del museo no se vayan, que queden como muestra del liberalismo y de la negligencia estatal que recorta presupuesto a las universidades y la cultura y los museos (y los hospitales y las escuelas y todo lo que signifique humanidad, todo lo que dignifique).


américo afonso, fotógrafo, portugués, escribió en su instagram:

o fogo destrói a mais antiga Instituição Científica do BRASIL, mandada construir por D. João VI. 200 anos de arquivos vários, importantes para o Brasil, para Portuga, para o Mundo.


en la página de facebook de museos solo museos publicaron fotos de lo que quedó y escriben:

El Museo Nacional enfrentaba restricciones de recursos. Afirman que las pérdidas son irrecuperables. El incendio borró 200 años de historia de Brasil. En junio último había cumplido, precisamente, dos siglos. La tristeza y amargura ha invadido a estudiantes, profesores e intelectuales que, afirman, no hay como recuperar ese acervo de 22 millones de piezas y documentos que contenía a la joven Luzia, cuyo esqueleto tenía 12.000 años de antigüedad. Una joya de la arqueología brasileña encontrada en Minas Gerais.

El palacio fue la sede de la casa real brasileña. Para el rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Roberto Leher, “es obvio que la forma del combate al fuego no guardó proporción con tamaño incendio. Percibimos claramente que faltó logística y capacidad de infraestructura del Cuerpo de Bomberos para dar cuenta de un acontecimiento tan devastador”.

la nota cierra con este texto:

Las voces de la cultura brasilera se levantan para decir: “Es una negligencia criminal con la cultura, la historia, el pasado y, también el futuro. La destrucción del Museo Nacional es, también, la aniquilación de parte de la civilización brasileña”.

Y desde ese lugar “asume una dimensión simbólica siniestra en este momento en que Brasil parece disolverse en nuestras manos”.

sobran las palabras. para rescatar 200 años de historia del fuego, no sirven las palabras. servirán para denunciar, enunciar, recordar: que no se repita, nunca.


óscar de pablo, poeta, escribió en su twitter:

La tragedia mayor no fue el incendio de la biblioteca de Alejandría, sino la decadencia intelectual que hizo posible ese incendio.

llevamos años viviendo en estos extraños tiempos de resistencia. ¿quién diría que exigir a los estados preservar los museos sería una batalla que tendríamos que librar?


jueves, 2 de agosto de 2018

los suburbios, hace ocho años

 “In my dreams we're still screaming
We're still screaming”
The Arcade Fire

***
2 de agosto. 2018. “the suburbs” de the arcade fire cumple 8 años de haber aparecido. casi 8 años escuchándolo. mucho & muchas veces.


escribí en este blog en octubre del 2013:

en agosto del 2010 caía en mis manos el disco “the suburbs” de los canadienses de the arcade fire. ese disco me ha estado acompañando desde entonces. lo escucho una y otra vez y me sigue sorprendiendo. me conmueve, me emociona, me eriza la piel. lo escucho desde hace tres años una y otra vez.

una y otra vez.

todo esto sigue ahí: la sensación de sorpresa, de maravilla, de emoción, escucharlo una y otra vez, de entender que en las 15 canciones que me gustan (de las 16 canciones del disco) sigue resonando eso que soy y todo el elemento de la nostalgia que está ahí convertido en canciones. escribí:

la línea musical y narrativa de “the suburbs” cuenta una historia con la que me identifico: de pronto uno avanza en la vida y mira hacia atrás. atrás está uno mismo (adolescente o adulto temprano) en la que de verdad el mundo daba mucho miedo y nada podía detenerme, que había sombras acechando, que si uno se detenía y no salía corriendo las sombras ganarían todas las batallas y un puede ver que el tiempo pasa y que atrás quedó el tiempo en que, aunque se tenía miedo, se estaba bien y que realmente no pasaba nada, no se jugaba uno la vida, pero era entonces, en esa ansia de vida, que se cometerían los actos que trazarían el camino de la vida. estoy aquí, ahora, aquí y ahora, por todo lo que fui entonces, por lo que hice, por lo que dije, por mis torpes batallas y sus derrotas, porque en esos años aprendí a nombrar las cosas que para mí eran importantes.

ocho años después, aquí & ahora, sigo escuchando este disco. si, una y otra vez. ya no soy el mismo, aprendo & me equivoco, me sigo conociendo. sigo pensando qué haré cuando sea grande. este disco me ha estado acompañando para llevarme al punto en el que estoy. sigo escribiendo cartas & usando tinta negra. me sigue maravillando el paisaje en la carretera, me obsesiona mirar el espectáculo de las nubes, el tiempo, el atardecer. sigo. de verdad el mundo da mucho miedo y nada puede detenerme, aunque haya sombras acechando, no me puedo detener. avanzo. (increíblemente/impresionantemente) lento, pero avanzo.

(he visto dos veces en vivo a the arcade fire. una en Guadalajara, en octubre del 2010, la otra en la ciudad de méxico en noviembre del 2017. en ambos la frase “i need the darkness, someone please cut the lights” de “sprawl ii (mountains beyond mountains)” me ha hecho temblar)

ciudad de méxico, nov. 2017. foto: mario niveo

guadalajara, oct. 2010

ciudad de méxico, nov. 2017. foto: mario niveo

sábado, 23 de junio de 2018

construir con la memoria


 “No se permitiría pensar en quién quedaba y quién no.”
Chimamanda Ngozi Adichie

***
esta mañana terminé de leer la novela “medio sol amarillo” de la nigeriana chimamanda ngozi adichie. pensé mucho en el tema de la memoria: cómo las palabras nos sirven para enunciar lo que somos, lo que fueron nuestras historias, las personales, las otras, más épicas, y como al nombrar las cosas, para no olvidar, estamos construyendo futuro.


es una novela de ficción que chimamanda ngozi adichie construye con las historias de su propia familia: con lo que le contaron sus padres y sus tíos, con las historias que sus dos abuelas le contaron del porqué los dos abuelos no regresaron. con palabras y con ficción construye memoria. la novela habla de un episodio histórico del que, al menos en méxico, se ignora: la guerra de biafra, cuando la región oriental de una muy nueva república nigeriana se separó del resto del país en 1967 y por ello fue devastada.



la novela usa los hechos históricos, los años sesenta, para contar la historia de dos hermanas, un profesor universitario, un joven adolescente, los amigos y los familiares, los poblados y ciudades donde vivían y de un británico blanco, enamorado de la cultura de la región, de una de las hermanas y de la nueva república. cuenta también como las hermanas viven dueñas de su propia vida, lo cual es una de las características de la literatura de chimamanda ngozi adichie: a estas dos mujeres, olanna y kainene, nadie les dice cómo deben de vivir su vida, su sexualidad, su tiempo. son mujeres poderosas, son mujeres que tienen voz. es, sobre todo, una novela de seres humanos sobreviviendo, soñando, cayendo, recuperándose, hambrientos, enamorados, asustados, confundidos, engañados, sucios, abandonados, rotos, heridos, aprendiendo. hay 8 fragmentos que corresponden a la novela ficticia que está escribiendo richard, el británico, “el mundo guardó silencio cuando morimos”, donde se describen episodios reales de la guerra de biafra: qué brutales podemos ser. en los agradecimientos al final de la novela, chimamanda escribe:

“Para que nunca olvidemos.”

en este episodio de la humanidad (que, por supuesto tiene que ver con la incapacidad de ver al otro y de entender y tolerar y que, por supuesto, tiene que ver en la manera en que el imperio británico, al igual que otras naciones europeas, determinó fronteras de países de manera caprichosa para lograr controlar mejor a las poblaciones ocupadas y que hoy, por ejemplo, tienen al medio oriente ensangrentado) hay un elemento brutal y que me deja pensando. ambas naciones, nigeria (independiente desde 1960) y biafra (que se separó en 1967 y volvió a anexarse en 1970) eran naciones pobres y subdesarrolladas, naciones que empezaban a contar sus propias historias. al comenzar la guerra, ambos ejércitos son pobres, desorganizados, hambrientos. nigeria, con el aval del mundo, logra aislar a biafra, bloquea al país, bombardea y destruye la poca infraestructura, ataca a la gente de los libros y a los igbos, la tribu más numerosa de biafra. nigeria usa un arma que cuesta poco: el hambre. durante tres años el ejército nigeriano usó el hambre como arma de destrucción masiva y fue lo que acabó ganando la guerra. y esto hay que repetirlo y no olvidarlo: ahí también hubo un genocidio: en rwanda fue con machetes, en armenia fue con desplazados y fusilados, en alemania y europa fue con cámaras de gas, en argentina y en chile fue con desaparecidos, en guatemala fue incendiando poblados, en bosnia-herzegovina fue con balas, en camboya fue con campos de concentración, en biafra fue con hambre. nuestro triste siglo xx.

la novela se publicó en 2006 en inglés y en español en 2007, la edición que tengo es del 2017, publicada por literatura random mondadori, con un prólogo de lina meruane, la traducción es de laura rins calahorra. de chimamanda ngozi adichie he leído antes “americanah” (2013), una maravillosa novela sobre la identidad y el lenguaje (y la memoria también) y he escuchado muchas veces la ted talk “el peligro de una sola historia” que es de esas cosas importantes que uno encuentra en la vida.