domingo, 16 de noviembre de 2008

relatos japoneses, 13. otra isla, y ahí, fukuoka







el tren nos lleva hasta la estación de hakata, en la isla de kyushu. aquí termina la línea de shinkansen y es lo más al oeste y al sur que llegaremos en japón. es muy temprano, mau y christian están en la ciudad de fukuoka.

dejamos el equipaje en la estación de trenes para movernos con más facilidad, y a unos pasos de la estación encontramos un hotel cápsula, el “hotel cabinas”. ahí dormiremos, pero hasta la noche será que nos divertiremos mucho que lo irreal del lugar.

llegamos al museo de arte asiático. christian lo describe muy bien: era como estar en una habitación y ver que había una puerta entreabierta llena de luz, ahí mau y christian se asomaron y descubrirían asia. en el museo muchas pinturas, alguna instalación, alguna escultura. autores y obras que nunca habíamos escuchado nombrar. obras que nos sorprenden, que nos maravillan. hay un mundo enorme que no conocemos y nos quedamos un poco inquietos, ya volveremos a asia.

visitamos el primer templo zen del japón, shofuku-ji, que está en ese lugar desde casi mil años. caminan un poco sin rumbo y encuentran el santuario kushida y una de las carrozas del yamagasa matsuri donde los hombres del barrio corren cargando estas carrozas, orgullosos de su histórica, su idioma (que no es japonés) y su cultura. caminan y caminan, encuentran un centro pokemón y una tienda de personajes de hayao miyasaki, una tienda enorme de ultra-man, ven unas cosplay, las primeras del viaje.

la luz comienza a irse, el frío aumenta. se detienen a ver como las luces comienzan a reflejarse en el río naka. esta imagen la han estado buscando, este lugar lo habían estado buscando y por fin están ahí, sólo hace falta un poco más de noche. caminan otro rato. edificios increíbles, templos, modernidad, y vemos un primer yatai (o puesto de comida callejero). volvemos al río y la vista es perfecta. el aire es perfecto. estamos en fukuoka y valió la pena. las luces se reflejan en el río, y por curiosidad, deciden caminar junto al río. encontramos varios yatai, uno tras otro, nos detenemos en un puesto de tallarines de hakata, no entendemos lo que dice el vendedor pero la melodía es hipnótica “yaki ramen, maki ramen, dó dó”, esto se repite y se repite. bebemos cerveza. observamos la vida. los mejores ramen del viaje serían estos. el caldo perfecto, la carne de cerdo, las verduras, la calle, el río, la gente. nos rodean muchos japoneses. en nuestro yatai somos los únicos extranjeros. panza llena, corazón contento.

caminamos otro rato, exhaustos y con los pies deshechos. llegamos afuera del “hotel cabinas” y bebemos un té. para estar dentro del hotel, hay que quitarse los zapatos, dejarlos en un locker y pasar descalzos a la recepción donde, a cambio de la llave para los zapatos, te entregan la llave del locker del segundo piso. en el segundo piso, hay que dejar todo lo que trae uno del mundo exterior: mochila, calcetines, cámara, ropa. uno se pone una pijama de colores raros, talla estándar para grandes y pequeños. todos en el hotel cabinas estamos vestidos así, parecemos escuela, orfanato o loquero. en cada uno de los pisos, del 3 hasta el 9 hay 100 cápsulas, es decir, hay 700 hombres en pijama de colores raros (inevitable pensar en “rayuela”), de los cuales parece que hay 698 japoneses y 2 extranjeros. en el séptimo piso están nuestras cápsulas. en el décimo piso un restaurante 24 horas repleto de hombres en pijamas de colores raros. a la mañana siguiente, descubrimos el piso 11, el baño: regaderas, saunas, onsen de distintas temperaturas, en la azotea, un onsen al aire libre. eso sí, el pudor se queda en la puerta, en este piso todos van desnudos, a donde fueres has lo que vieres. el baño delicioso. dejamos el hotel cabinas, previa compra de boxers en máquina dispensadora y previo intercambio de llaves para recuperar los zapatos.

llegamos a tiempo a la estación de trenes, vamos rumbo al este, de regreso a tokyo. fukuoka, ciudad maravillosa en la isla de kyushu, nos recibió durante 24 horas. fue fantástico. habrá que volver.

2 comentarios:

malusa dijo...

Una tienda enorme de ultraman!!!!!...que lindas fotos :)

malusa dijo...

ok..yo quería ocultar mi pasión por Candy Candy pero en vista de que todos tus compañeros de viaje buscaban algo de Candy Candy para mi ¿no había también una tienda enorme de ella? :)