viernes, 19 de julio de 2019

una idea que necesita decirse con el cuerpo y en voz alta

“En un tiempo en el que el oportunismo lo es todo, cuando parece que la esperanza
está perdida, cuando todo se reduce a un cínico acuerdo comercial, encontremos
la valentía para soñar. Para recuperar el romance. El romance de creer en la
justicia, en la libertad y en la dignidad. Para todos.”
Arundhati Roy


“¿Qué nos dice del amor?
De crepitar
Pómulos como manzanas encendidas.
Amaneceres trasnochados:
deslices y roces, alegría:
danzas en salones con swing, sonrisas,
frutos de colores varios
sabores dulces agrios alegrías.”
Maricela Guerrero


“No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro”
Pedro Lemebel


***
en estos días y en pleno 2019 vuelven preguntas que insisten: ¿por qué marchan si ya tienen derechos? ¿qué más quieren si ya hay matrimonio igualitario? ¿para qué quieren adoptar? ¿por qué necesitan una bandera? ¿por qué necesitan tantas banderas? ¿qué son todas esas letras? ¿por qué las empresas tienen que poner la bandera del arcoíris y ser incluyentes? ¿por qué tenemos que aceptarlos? ¿por qué tengo que aceptar la ideología de género? ¿por qué le tengo que decir a niños y adolescentes que eso es normal? ¿por qué dicen que marchan si eso parece un carnaval y van todos desnudos? ¿por qué dicen todes? ¿qué quieren decir cuando dicen nosotres? ¿la rae sabe que escriben así? ¿por qué negros y mujeres y pueblos originarios y obreros y muchos más piden que ya no se hagan bromas de ellos ni de ustedes? ¿qué más quieren?

y pues

queremos todos los derechos para todas las personas.

porque lo que está en juego son nuestras vidas, nuestro
derecho al amor, al deseo, a formar una familia, a no usar máscaras en los lugares de trabajo o las escuelas o las fiestas familiares, a que usen las palabras y los artículos adecuados para hablar de nosotros, a pedir un crédito, a la legalidad, el derecho a la salud y a la información, a la prevención o al tratamiento de las enfermedades, el derecho a la vida digna, porque está en juego nuestro derecho a no tener miedo si le doy un beso o tomo de la mano a mi compañero en la calle, el derecho a decidir quién hereda nuestras cosas y nuestras casas, lo que está en juego son derechos laborales y derechos sociales, derechos económicos, libertad de ser plenos, derecho a tener voz. derecho a ser visibles. porque no tenemos que pedir tolerancia ni aceptación, porque somos personas y porque queremos derechos: todos los derechos: todos.



iba a decir que ustedes no saben pero en realidad si lo saben. así que: ustedes saben
cuánta alegría sucede dentro cuando nos desnudamos, cuando damos un beso, cuando
le escribimos una nota diciendo “en el horno hay pan y compré leche”, cuando salimos
a cenar, cuando estamos aprendiendo a hacer arroz y se nos quema y hay que comérselo
y reírse, cuando vamos al cine: ustedes saben lo que sentimos cuando desabrochamos
botones y bajamos cierres y desanudamos agujetas y nos quedamos descalzos, ustedes
saben la emoción y el miedo y tanta alegría a meter la mano en los calzones del cuerpo
que tenemos enfrente, ustedes

conocen el miedo de decir por vez primera las palabras enormes del corazón y la alegría
cuando celebramos meses o aniversarios, ustedes conocen esa falta de aliento al terminar
los trabajos del cuerpo que se volvió animal desbocado de baba, sudor y fluidos de otras
partes, cuando el cuerpo obedece al deseo, cuando el cuerpo desobedece
las buenas costumbres: ustedes

saben bien con cuanta alegría hacemos el amor,
cómo sentimos orgasmos, lo que construimos
cuando decimos nosotros, cómo
nos mueve la ternura, cómo nos dejamos llevar:

ustedes también tienen un cuerpo.

y saben cómo se sienten:
el deseo
la tristeza
la alegría
el desamor
el miedo
la desesperación
el sexo
la duda
ese misterio
las caricias
el amor

pero este cuerpo, “¿Qué nos dice del amor?”

ustedes saben lo que es usar estos verbos en otra persona:
amar
querer
desear
pensar
nombrar
ocupar
habitar

esta es una idea que necesita decirse con el cuerpo y en voz alta.

todavía
falta
mucho
camino por recorrer.

lo que ustedes no saben es cómo crece la rabia cuando nos vuelven
invisibles. cuando nos niegan derechos y libertades y voces y espacios
y la vida misma por lo que hacemos en lo íntimo.





                                                                                                                          en eso estamos.
por eso marchamos todavía. por eso marchamos y alzamos
feroces la voz: porque falta mucho por hacer y porque muchos no pueden alzar
su voz. el miedo también nos come por dentro: el rechazo de la familia y algunos
amigos, la posible pérdida del empleo, que no te promuevan, que no te den un
aumento, los estigmas, los calificativos y las palabras que lastiman, que te pregunten si tienes sida,
que te anulen la posibilidad de elegir si tu pareja quería donar sus órganos o que le desconectaran
y tener que morderse la lengua mientras su otra familia decide por nosotros, que
leamos y sepamos que cada tres días se comete un crimen pasional y que ya sabemos
nadie investigará quien es el asesino, que no puedas acompañar a tu pareja al
hospital y tengas que inventar parentescos, que te digan que te aceptan ¿les
damos las gracias?, que te pregunten ¿por qué usas una camisa rosa? ¿por qué
te pintas las uñas? ¿por qué te vistes como niño?, que te pregunten ¿quién
es el hombre y quién la mujer? nosotros no se lo vamos preguntando. pero no nos
preguntan con cuánta alegría nos enfrentamos a los
labios y a los lobos, a las noches abiertas, a las manos
inquietas y torpes, a las formas
de nombrarnos
en lo íntimo.

en eso estamos: por eso estamos: estamos vivos. otro mundo es posible: lo sabemos y no vamos a guardar silencio, no daremos ni un paso atrás, nadie deja a nadie detrás, ninguém solta a mão de ninguém. parece algo tan simple, tan bobo, tan poco mágico pero: tomarnos de la mano en la calle sin miedo o con miedo es iniciar una revolución. endeudarnos juntos con una hipoteca podría ser una revolución, asistir acompañados a una boda con nuestras parejas lo es un poco. ser visibles en los lugares de trabajo, en las discusiones laborales, en el reconocimiento profesional, son actos de rebeldía. le perderemos el miedo a la palabra manifiesto.

hablar sin esconderse es construir otra realidad: no nos vamos a rendir. nombraremos las cosas de nuestro mundo, de nuestros cuerpos. por todos los que se les fue la vida en ello. los que guardaron silencio, los que aún se refugian en sus silencios. los que no sabían qué virus los estaba consumiendo por dentro, los que salieron a pedir salud y justicia tan asustados, los que recibieron cuarentaiún insultos en todo el cuerpo, en sus nombres, en sus voces, los que usaron todo su corazón y toda su sangre para continuar, los que no quitaron el dedo del renglón, los que se reconocieron en el espejo, las que usaron piedras y botellas para decir ya basta. todos, todas y todes los que todavía decimos ya basta.

es eso estamos. y aunque tenemos
problemas, caos, dudas, logros, nos
caemos, nos levantamos, nos empapamos,
tenemos rabia, no nos encontramos, nos
faltan palabras, no podemos respirar,
nos falta el aire: volveremos a la calle
una y otra
vez. una y otra
vez. una y otra
vez. una y otra vez: seguiremos diciendo y nombrando.
una y otra vez. volveremos. llegaremos vivos a casa.
haremos café. nos encontraremos, nos reconoceremos.
no vamos a vivir más con miedo.
por eso: no queremos vivir con miedo.

dejaremos de ser invisibles.

(las fotos no son mías, las tomé prestadas de internet, gracias lucho garram por la selección)

lunes, 8 de julio de 2019

releer tokio blues


“Todos somos personas que nos hemos doblado en algún punto, que nos
hemos torcido, que no hemos podido manteneros a flote y nos hemos
hundido deprisa. Yo, Kizuki, Reiko. A todos nos ha ocurrido lo mismo.
¿Por qué no te gusta la gente corriente?”
Haruki Murakami


***
lo primero que leí de haruki murakami (kioto, 1949) fue “tokio blues” (1987). lo leí en noviembre del 2008. recuerdo que fue un momento muy importante, un definitivo momento antes-después: el libro me duró poco tiempo, lo devoré, me encantó, tenía ante mí a un autor desconocido del que algunos amigos me habían hablado y me habían regalado algunos libros. acababa de regresar de mi viaje a japón. de ese primer libro, casi once años después: no recordaba casi nada.


recordaba que: es el menos fantasioso de los libros de murakami, que hay una historia de amor inconclusa, que watanabe logra transmitir una sensación de adormecimiento ante lo que le sucede con naoko, que había un bosque. recordaba que era un libro triste pero no recordaba qué tan triste. recordaba que había música pero no que había libros. no recordaba a midori y sus chantajes y caprichos ni sus mini-minifaldas, no recordaba a reiko y sus arrugas, no recordaba a nagasawa, ni a hatsumi, ni a kizuki. recordaba que era una historia entre dos personajes. recordaba que no había seres imaginarios ni cambios en la percepción de la realidad. no recordaba que a naoko le costara trabajo hablar. no recordaba que hubieran tantas cartas, que se escribieron y que se leyeron y que se quemaron. los personajes escriben cartas y esperan respuestas, el correo funciona, se describen por dentro y saben acercarse a los otros o guardar silencio. no recordaba que fuera una novela de personas que se hubieran doblado por dentro, que no supieran elegir las palabras. después de devorar esta novela, no dejé pasar ni un día y entré en otras novelas de murakami que me enloquecieron porque entendí ese misterio murakamiesco del desdoblamiento de la realidad: “kafka en la orilla” (2002) y “crónica del pájaro que da vuelta al mundo” (1995). no recordaba que no había subrayado ningún párrafo.

en “tokio blues” si aparecen los temas y referencias que uno encuentra en murakami: gatos, gente que bebe alcohol y bebe café, cosas que se comen en casa, gente que se traslada en tren, la música que escuchan los personajes, la rutina, los encuentros con personas que cambian la vida, la tensión sexual, pero no hay dimensiones paralelas, monstruos, entidades, misterios a descubrir para salvar una vida. creo que es la novela más triste del escritor japonés, el personaje watanabe se hunde en tristeza y eso se transmite increíblemente.

de alguna manera, ya conociendo casi toda la obra de murakami traducida al español, lo que le sucede a naoko si es un desdoblamiento de su realidad: por dentro ella no está en el mundo real, mientras que watanabe sigue en la misma dimensión de siempre. para naoko el mundo se fractura y lo que percibe la llena de sombras, la imposibilita a moverse, la obliga a guardar silencio. el viaje que hace watanabe me recuerda a lo que hace el personaje de “la muerte del comendador” (2017) antes de llegar a la casa donde sucederá todo. no hay una lucha épica para restablecer la normalidad.


algunas cosas que suceden: la música detona recuerdos y construye la memoria, se habla de los beatles, de la música folk estadounidense, de bach y mozart, de radios y de aparatos reproductores de discos; se habla de la novela “el gran gatsby” (1925) de f. scott fitzgerald que es la novela favorita del escritor, se habla de escritores y de filosofía, todos leen y hay librerías, libros y bibliotecas; los personajes hablan y comparten ideas pero también se sienten cómodos compartiendo el silencio juntos, en esta novela el silencio habla también, tanto en la relación entre naoko y watanabe, como lo que sucede entre midori y watanabe; ya lo escribí antes, en esta novela se escriben muchas cartas; se habla del destino, son personajes que no tendrían que encontrarse pero se encuentran, un gesto, un diálogo, un amigo en común y se hunden en la madeja del tiempo; se habla del sexo gozoso y de cierta incomodidad del sexo casual, se habla de semen y de penetración, se habla de pornografía y sadomasoquismo, de fantasías, de cosas de las que hablamos cuando tenemos relaciones sexuales pero que no hablamos con otros; se habla de las promesas, de lo que se dice en voz alta y queda suspendido en el aire como un compromiso, se habla también de la libertad, de elegir el lugar donde queremos estar o si ha llegado el momento de irse; se habla de que la alegría hace que los personajes se muevan: “Estábamos vivos y teníamos que preocuparnos por seguir viviendo.”; se habla de la vida, aunque la vida y la muerte sean parte de un mismo proceso.

escribe murakami: “Tal como te dije antes, hay que tener paciencia. Ir desenredando la madeja, hilo a hilo, sin perder la esperanza. Por más negra que esté la situación, el hilo principal existe, sin duda. Cuando uno está rodeado de tinieblas, la única alternativa es permanecer inmóvil hasta que sus ojos se acostumbren a la oscuridad.”

ahora, tras la relectura, once años después, mi libro está bastante subrayado. Releer siempre será una sorpresa, uno vuelve a visitar el libro pero también uno vuelve a visitarse a uno mismo, es una de las maneras de la construcción de la memoria.

me gusta y me sorprende y me intriga también que el libro inicie con la frase: “Para muchas festividades”.

(mi copia del libro es la edición de tusquets del 2005, traducción del japonés de lourdes porta)

(hay una película que no he visto, es del 2010 y la dirigió el increíble director vietnamita tran anh hung. me da miedo ver en cine una adaptación de un libro que disfruté y que habla de lo que sucede dentro de uno)

(las ilustraciones son de rut pedreño criado, @aidunnou, y las tomé de este link: https://www.domestika.org/es/projects/438633-tokio-blues)

viernes, 28 de junio de 2019

alzar la voz para construir


 “Fui hombre, poeta, amé a otros hombres. Tuve hambre.”
Alfredo Fressia

“Yo quería ser mamá
aunque no sabía que no quería tener marido.”
Maricela Guerrero

“Éste es el verbo nombrar y significa traer o hacer presente.”
Sergio Loo


***
ya son 50 años de esa noche en el stonewall inn, en nueva york. esa noche del 28 de junio de 1969, las personas que estaban ahí, diversas, gays, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, queers, dijeron basta. dijeron ya no más. rompieron botellas y rompieron vidrios y gritaron y fueron poderosos y no sabían que mientras gritaban y se liberaban de la humillación cotidiana por parte de la policía encendían un enorme incendio que se extendería en su barrio, en su ciudad, en su país, en todas partes y en el tiempo. porque la diversidad sexual está en todas partes y esa noche inició la búsqueda por los derechos y por la inclusión y la legalidad. alzaron la voz y construyeron algo que seguimos construyendo 50 años después: esta casa todavía no está completa.

esa noche, marsha p. johnson y sylvia rivera, dos mujeres trans, una negra y otra latina, fueron las primeras que aventaron botellas a la policía y después fue cosa de encender un flama que no se apaga.


lo que celebramos, lo que conmemoramos, todos (todas, todes, todxs) los que conformamos el abanico alfabético de la diversidad sexual lgbtttiq es el inicio de reconocer nuestros derechos como seres humanos plenos: el derecho a ser personas: el derecho a existir y reconocernos sin máscaras en la calle, en los centros de trabajo, en los centros de salud, en el transporte público, ante la autoridad, ante la comunidad, ante los vecinos: el derecho al amor y al desamor y a vivir la sexualidad plena e informada, el derecho a desnudarse, a descubrir el propio cuerpo: el derecho al deseo: el derecho a decidir con quién o con quiénes queremos compartir la cama, la cotidianidad, el café, el lecho de muerte: el derecho a tomarnos de la mano mientras caminamos en la calle: el derecho a la información y a la salud: el derecho a nombrar el amor o el deseo con su nombre verdadero: el derecho a ser ciudadano en todos los aspectos de la ley y no sólo entidades que pagan impuestos.


no pedimos que haya matrimonio gay, ni adopción gay, ni salud gay. pedimos el derecho al matrimonio, a la adopción, a la salud. pedimos existir y poder nombrarnos.

eso fue lo que inició hace 50 años, eso es lo que estamos peleando aún. aquí, en mi ciudad, de pronto pareciera un oasis, pero tanto en mi país como en el mundo todavía falta mucho por hacer y en eso se nos irá la voz: seguimos aquí, nadie nos va a poder callar.

kavafis, nacido en Alejandría en 1863, en griego y en pleno imperio otomano, escribió este poema:

COSAS ESCONDIDAS
Que nadie trate de deducir quién fui
de todo lo que hice y todo lo que dije.
Había un obstáculo que deformaba
mis acciones y mi modo de vivir.
Había un obstáculo que me detenía
muchas veces cuando iba a hablar.
Por medio de mis acciones más inadvertidas
y mis escritos más velados,
sólo por medio de estas cosas podré ser comprendido.
Pero quizá no valga la pena dedicar
tanto interés y tanto esfuerzos a descubrir quién soy.
Más adelante – en una sociedad más perfecta –
otro, hecho exactamente como yo,
sin duda aparecerá y actuará con libertad.

(en eso seguimos querido kavafis, en eso seguimos marsha y sylvia, tengan la seguridad que en eso seguimos)