domingo, 28 de julio de 2013

volver a "rayuela"


con cariño, para iliana o. quien me hizo 
leer este libro por primera vez y para 
karlos o. quien se ha visto también 
entre esas páginas.



 “Pienso en los gestos olvidados, en los múltiples 
ademanes y palabras de los abuelos, poco a 
poco perdidos, no heredados, caídos uno tras 
otro del árbol del tiempo.”
Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 105


***

vuelvo a leer “rayuela” de julio cortázar.


un poco porque este año la novela cumple sus 50 años de haber sido publicada (alfaguara publicó una edición especial que tendré algún día en mi biblioteca personal), un poco porque es de esos libros a los que vuelvo con cierta frecuencia y a veces el libro me llama fuertemente porque necesito respuestas y ahora es ese momento y un poco porque es el mes de julio y “en julio… ¡hay que leer a julio!”.

es un libro que me sorprende a pesar de que es un libro que conozco muy bien, o justamente, porque lo conozco muy bien y cada relectura encuentro cosas y lo encuentro perfectamente vigente ¿será que me sorprende? es un libro mágico, que aunque ya sé que sucederá me sorprende, me divierte, me maravilla.

lo he leído nueve veces de principio a fin, la primera vez que estuve en buenos aires leí “del lado de acá”, la sección que sucede en el sur y no en parís, en el 2000 lo comencé a leer de nuevo y no lo pude terminar. lo he leído intermitentemente, a veces más, a veces menos. le pido respuestas al azar. visito con frecuencia el capítulo 7 y en mi cabeza escucho la voz de don julio, ese acento porteño y afrancesado, voz de gruta.


aún ahora, tras recorrer tantas veces el libro, me sorprende: ya sé que primero es parís y luego es buenos aires y que horacio, con quien me identifico te-rri-ble-men-te, es un personaje que va enloqueciendo y va perdiéndolo todo, en cada uno de los dos descensos a sus infiernos pierde más; ya sé que la maga desaparecerá de la historia y ya sé que sus tristezas me darán tristeza y que el coñac hará que babs monte en cólera; que habrá un manicomio, un puente, un verano lleno de humedad en el sur y ya sé que, como lector, invadiré la intimidad de los traveler y que los escucharé hablar de sus sueños; ya sé que en las caminatas de horacio, de la maga y del club recorreré las calles de parís y que ese parís tendrá una magia y una fuerza mítica que perdurará en la literatura durante muchos años (tendrá que llegar bolaño y “los detectives salvajes” para desmitificar parís pero eso será hasta 1998); ya sé que en una noche de lluvia, en una sola noche, hay un concierto de piano, ¡oh, madame berthe trépat!, y ossip y la maga beben y fuman a obscuras en el cuarto donde está rocamadour y enfurece un viejo porque no lo dejan dormir y llegan todos los del club y beben café y caña y mate.



es de los libros que vale la pena leer. de los que vale la pena releer.

(de mis más grandes placeres en leer mi copia de “rayuela”: encontrar piezas de mí mismo, de varios yo que han sucedido, que han pensado y han sufrido y han vivido el libro. notas a lápiz, tinta de varios colores, notas con fecha, notas sin fecha, bromas hacia mí mismo, rastros de mi propio paso por esas páginas desde la primera lectura en 1995, es como hacer antropología de mi propio corazón)





viernes, 19 de julio de 2013

y hablo porque preciso…

“Ni el silencio, ese desatador de sueños”
Julio Cortázar


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es un poco así: un buen día decido que necesito hablar, aunque nadie escuche. que adentro hay una o varias voces y que tienen algo que decir, que ya estuvo bueno de guardar silencio, hermoso silencio, pero que también vale la pena abrir la boca y decir cosas. vencer el miedo, empezar por cualquier lugar.

es un poco así: el miedo ante cómo hablar, cómo saber si la voz está diciendo lo correcto o si se está equivocando constantemente, cómo saber si no estoy hablando a solas, hablando en voz alta para mí.



es un poco así: un día descubro que las palabras van tejiendo redes. que algunos versos fueron enunciados y que para alguien fueron importantes. que roque dalton removía sus huesos desde sus palabras porque a alguien en esta ciudad lo sorprendieron. que la voz se escucha en esta ciudad de méxico y en costa rica y en buenos aires y en londres, la hermosa isla, y en algún lugar de china y en florida, ahí donde pasé horas infinitas y donde me despedí de mis abuelos alicia y nacho y donde me recuperé de la derrota en aquel verano de 1997, que se escucha en denver y que eso me hace pensar en ginsberg y en kerouac, que la voz se escucha en nebraska y que la voz ha ido viajando a uruguay, ecuador y a chile, que por alguna razón que no sabemos la voz tuvo eco en venezuela, que la voz se escucha de noche en madrid y en barcelona y en berlín y de día en querétaro y en california, que se ha escuchado cerca, muy cerca del mar. que la voz va haciendo amigos que no conoce y con quienes existe un diálogo constante. que perdí el miedo al sonido de mi voz.



es un poco así: un día la voz descubre que hay más voces, que hay un camino andado, que ha valido la pena hablar y hablar y hablar. la mayor felicidad: que algunas personas se acercaron a roberto bolaño porque la voz insistió, que “rayuela” salió de varios libreros, que la poesía de juan gelman me ha acompañado y ha llegado a otros lados, que pessoa, walt whitman, hikmet, vilariño, muchos, han vuelto a tener una voz que los revuelva en el viento . el mayor logro: que la voz tiene confianza, que sigue feroz, que sabe que alguien escucha del otro lado, que las palabras pueden cambiar el mundo.


tres años de haber iniciado. ¡gracias por escuchar! gracias, gracias, gracias.