lunes, 10 de noviembre de 2008

relatos japoneses, 2. primeros contactos







esto es partir de cero, uno es analfabeta y mudo, torpe e incapaz de comunicarse. compras un café y no entiendes ni una sola palabra de lo que te está diciendo el cajero. solo sonríe y dí gracias. ja ja ja. de día es otro mundo, en la noche era claro que era otro lugar, pero la luz mostró el rostro del barrio, el ryokan está en asakusa, al este de tokyo. las cosas son diferentes, las texturas son otras. los dulces son hermosos y parecen de vidrio. las vitrinas muestran comida de plástico y entiendo porqué wenders le dedica tanto tiempo al tema en su película “tokyo-ga” (que por cierto, habré de volver a ver, espero no dormirme esta vez). los carros van al revés, las bicicletas ocupan la banqueta. niños de 5 años van solos a la escuela. uno se mueve en tren dentro de la ciudad.

los sabores sorpresa comienzan a rodear el día, esto es un dulce pero es salado, esto parece salado pero es dulce, esto es azul, ¿esto se come?, esta lata salió caliente de la máquina. sonidos que no son cotidianos. la voz de unos actores niños de kabuki. un templo lleno de gente, incienso y agua. no somos de aquí, nos entrevista un grupo de seis japoneses. buscamos nuestros papelitos de la suerte, dos de los viajeros son condenados a la mala fortuna (je je y están casados), tres de nosotros tendremos una suertecita “normal”, sólo uno de los viajeros se le augura una suerte estupenda, aunque se lastimó el cuello por dormir en el tatami. las cámaras digitales y los aparatos electrónicos son muy baratos, no entiendo nada. en el barrio de akihabara me regalan un paquete de pañuelos deshechables. una librería donde no entiendo el alfabeto, ¿cuáles de éstos serán los libros de mishima, de murakami, de abe? el pasillo de manga para mujeres es de un color rosa brillante. tomamos el elevador a un sexto piso, comemos infinitamente, tratamos de pedir la cuenta pero llega más comida.

el primer día en japón se acaba, no hemos entendido mayormente nada. pero uno se siente a gusto aquí.

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