jueves, 13 de noviembre de 2008

relatos japoneses, 6. anochecer en osaka







osaka, los mismos japoneses la consideran la ciudad más fea del país. supongo que tiene que ver con que, desde un punto de vista turístico, cultural o religioso, no hay nada que ver en esa ciudad. es un tanto sucia, la gente es un poco más agresiva, hay más chinos, hay yakuzas (aunque no vimos ninguno de los tatuajes), hay un poco más de desorden, en fin, es una ciudad sin maquillaje, completamente destruida después de la segunda guerra mundial y ocupada por los gringos durante muchos años, es una ciudad sin gracia, parece. (aunque en todos lados dice que la ciudad tiene una vida intensa, que los jóvenes se divierten en osaka, que los grupos de música del mundo siempre tocan ahí, que la gente está más despierta que en ningún otro lado en japón)

aún así, llegar a osaka después de haber pasado por tokyo, nikko y hakone es un primer enfrentamiento con el japón real, el japón fuera de los mapas de turista. en osaka nos perdemos buscando el hotel cápsula (el capsule inn, alias el capsulín), pero en el trayecto encontramos un parque que huele a hierbas de romero. la ciudad no tiene banquetas. encontramos el hotel, edificio de enjambre humano que nos divertirá bastante, cenamos deliciosos ramen de osaka para despedir a la yuyis quien mañana vuelve a méxico.

ya de día y sin equipaje encontramos una serie de ofertas que nos incrementan el volumen y el peso del equipaje considerablemente, visitamos el castillo de osaka que es un edificio bonito en un parque hermoso, vemos un edificio de tadao ando y vemos a un perico que toca la marimba, nos perdemos un rato en la estación de osaka, porque ni edurne ni yo la entendemos, mientras lalo, ehe y chris cantan a nuestras espaldas.

encontramos el mirador del jardín flotante y ahí, desde la ciudad más fea de japón, vemos al sol enrojecido metiéndose al océano. uno de los mejores momentos del viaje. sentir el aire frío en la cara, la ciudad iluminándose poco a poco, el sol dando su lento espectáculo, el cielo cambiando de colores y obscureciendo, todo el mundo tomando fotos, ese momento fugaz termina. en el piso se van encendiendo lucecitas de colores.

esa noche cenaremos delicioso okonomiyaki, que vendría siendo una especie de tortilla española con verduras y mariscos (el mío era de calamar) y beberemos cerveza, volveremos al hotel cápsula donde ya se quedan Adur y ehe pero los pies de los otros tres andan inquietos, así que recorremos algunas calles, la noche le da vida y magia a esta ciudad. luces por doquier, pequeños rincones, símbolos desconocidos iluminando la noche. lalo se rinde y se va al hotel. mau encuentra un puesto para comer fideos udon de pie y lo hace, el cocinero no habla nada de inglés y mau no habla nada de japonés, se entienden y por 450 yenes mau come uno de los mejores platos de fideos de su vida. regresamos a dormir al cápsula.

a la mañana siguiente dejamos osaka, hay que llegar a kyoto, pero antes, en el desayuno, las rebanadas de pan blanco más enormes jamás vistas son disfrutadas por mau.

si, osaka es feita, un tanto hostil. pero si que tiene lo suyo.
(gracias edur y ehe por las fotos que tomé con su cámara que completan esta historia)

1 comentario:

Anónimo dijo...

ojito remi... el viaje con los amigos y de tal dimensión debió ser una maravilla