viernes, 29 de septiembre de 2017

20 años de “portishead” de portishead

otro de los discos que escuchábamos entonces y que seguimos escuchando cumple 20 años. "portishead" de portishead. otro de los discos fetiche. nuestros discos se van volviendo adultos. nosotros, viejos.

nos toca construir la memoria y en este 29 de septiembre frío y lluvioso y triste volvemos a escuchar: "cowboys" inicia el disco: un hechizo que dura 50 minutos en once canciones.


disco para escucharse de principio a fin. los días lluviosos y nublados suena muy bien. en los días con sol y cielo azul también, especialmente las canciones "undenied" y "all mine". al escuchar "undenied" por primera vez, hace veinte años, el embrujo fue total: la voz de beth gibbons desde entonces es compañía. el hilo se desenrolla (o se enrolla, según) y el disco avanza, el dolor bonito de escuchar "humming" y "mourning air", un trip hop para quedarse inmóvil y mirar el aire, como sin estar. el hilo sigue (o se retrae, según). ya hacía el final, "elysium" siempre me ha parecido una perfecta canción de venganza, para mover la cabeza len-ta-men-te de izquierda a derecha, canción para subir el volumen, esas alegrías.

al llegar al final, "western eyes", las últimas notas, ahí sucedió un momento: había un antes de "portishead", había un después. en ese después seguimos.

¿cómo construimos la historia que vivimos? ¿esa historia personalísima de la que muy pocas personas formamos parte, que no aparecerá en los libros? "portishead" apareció cuando todos los barcos habían naufragado, el incendio había pasado, no había nada más que hacer (y, en realidad, nada había sucedido y la vida esperaba todavía, pero entonces no se sentía así). "portishead" fue la bocanada de aire fresco que me regresó a la superficie. volver a respirar. mirar lentamente las ruinas. sentir que las palabras volvían a los labios y a las manos. es un disco mágico y triste. otro de los discos que me construyeron.

era 1997, el-año-en-que-todo-ocurrió. veinte años más tarde todavía lo escucho y todavía hay escalofríos donde es importante que los haya (escucharlo con audífonos, una maravilla)

“portishead” de portishead fue escrito por geoff barrow, adrian utley y beth gibbons, producido por ellos y dave mcdonald. apareció el 29 de septiembre de 1997. en mis manos debe haber llegado en noviembre o diciembre.

(gracias)

tadaima, otra vez

(“tadaima” es una palabra japonesa que quiere decir “ahora estoy en casa”, tiene el kanji ima, que significa “ahora”)


toda ciudad es un organismo vivo: se mueve, se crea, cambia. no lo vemos pero sucede que conforme avanzan los días cambian las cosas, como un cuerpo. le crecen los árboles, se caen las hojas, un negocio al que nunca íbamos cierra y no lo vemos, aparece una nueva construcción, hay un café nuevo, aparecen edificios y vialidades. un día, la calle de siempre funciona en sentido contrario y ahora hay bicicletas. todo es un caos constante y cambia. y a veces, como en los cuerpos, las cosas cambian sin avisar: se rompe, se cae, se quema, se ahoga. y la amamos así, nos aferramos, la cuidamos, la queremos, es nuestra ciudad y la amamos cada vez más aunque tengamos miedo. es nuestra casa.


había un muro en la colonia roma norte que tenía escritos unos versos que me sacaron el aliento la primera vez que lo vi. las últimas veces que pasé ya no estaban los versos. el muro estaba vacío, sin las palabras correctas, sin el hechizo, sin conjuro. debería de seguir ahí porque las palabras no se disipan aún. y ahora, en estos días de final de septiembre, no sé si el muro está ahí todavía.


miércoles, 9 de agosto de 2017

tadaima

(escribir es un compromiso: la palabra se queda. a veces no hay palabras, otras veces no hay ganas de tener palabras, a veces hay más sombras que palabras)


“tadaima” es una palabra japonesa que quiere decir “ahora estoy en casa”, tiene el kanji ima, que significa “ahora”. en mi cineteca en estos día de agosto pude ver (volver a ver, 22 años después) la película alemana “nadie me quiere” de doris dörrie filmada en 1994 y al día siguiente vi “greetings from fukushima” filmada en 2016 (también conocida como “fukushima, mon amour”). la de 1994 la había visto en otro tiempo y otra vida, hace tanto que mariana sánchez ya no la recuerda ni sabe de qué le hablaba, la memoria tiene naufragios y se pierden libros y películas ahí, pero en su momento la vimos y discutimos, buscamos respuestas. 22 años después la película sigue siendo tan poderosa y vigente como entonces (eso sí, la moda y los colores de los años noventa son un horror, jajaja). “greetings from fukushima” es una poderosísima puesta en escena: una alemana (rosalie thomass en el personaje de marie) que tiene el corazón roto viaja a japón, a los albergues temporales de damnificados para hacer trabajo comunitario, pensando que ver a otros que han perdido todo le hará más fácil el trago de tristeza, pero no: en el albergue conoce a una señora japonesa (kaori momoi en el personaje de satomi), geisha, mayor que ella, quien abandona el albergue para volver a su casa, una de las pocas viviendas que no se llevó el mar durante el maremoto de 2011 y que quedó dentro de la zona de alta radiación cercana a la central nuclear de fukushima. satomi perdió vecinos, recuerdos, su última alumna, las cosas que tenía dentro de la casa. recupera unas pocas fotos, un buda roto, reconstruye desde lo poco que tiene y se sienta a beber el té: satomi le enseña a marie que cuando se bebe el té no se debe hacer otra cosa, es un momento para estar ahí y entonces, para pensar en el té, en la taza, en la textura de la taza en la mano, en el olor en como entra la bebida caliente a través de la garganta, que la experiencia sensorial debe ocuparlo todo y que uno debería estar ahí. pensar en la taza de té. o no pensar, sino sentir. marie combate sus fantasmas y los fantasmas que hay alrededor de la casa y que vienen de noche. marie y satomi se encuentran para sostenerse, avanzan. son y están, algo tan simple y tan complicado, lo mismo que les sucede (sin el elemento del deseo) a los personajes de emmanuelle riva y eiji okada en la increíble “hiroshima, mon amour” de alain resnais (1959).



doris dörrie dijo que filmó en blanco y negro para poder hacer una metáfora fílmica, pero también para hacer un homenaje y un diálogo a la película de resnais, pero también para homenajear y dialogar con los grandes maestros del cine japonés: yasujirô ozu, akira kurosawa, kenji mizoguchi, shôhei imamura y mikio naruse.

doris dörrie dijo que quiso hacer esta película para poder contar algunas de las historias de los personajes reales que vivieron el terremoto y el maremoto y la fuga de radiación de fukushima: un abad budista (que aparece en la película hablando de su historia) que dejó de sonreír, un anciano que se decía a sí mismo “no lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo” durante días y horas entre las ruinas, una geisha anciana que logró enseñar su canción a algunas geishas jóvenes, un empresario japonés que al terminar de trabajar se pone una cabeza de gato en tokio.

ver cine me devuelve a casa. me devuelve a mí mismo. ver cine de gente que busca y que encuentra me hace feliz.


(hoy, hace 72 años nagasaki desapareció en el fuego atómico. nunca olvidar)

lunes, 31 de julio de 2017

los ojos de jeanne

pocas palabras: la conocí corriendo en un puente, vestida de hombre y con un bigote pintado. hace trampa y les gana a jules y a jim. la conocí antes de saber quién era jules y quién era jim, antes de saber quién era françois truffaut, antes de saber quién era ella, antes de descubrir eso que cambiaría mi vida: antes de saber que se podía ver cine y que se podía hablar de cine. hoy murió jeanne moreau y se muere una parte importante del cine del siglo xx y del cine de autor.


después la volví a ver, una y otra vez y siempre fue magnífica. sus ojos. su mirada. los ojos y la mirada de jeanne moreau. estuvo en “querelle” de rainer werner fassbinder, en “diario de una recamarera” de luis buñuel, en “la noche” de antonioni, actuó para amos gitai, para françois ozon, para el silencioso manoel de oliveira en 2012 para “gebo y la sombra”, para louis malle en “ascensor para el cadalso” en 1958 y obviamente en “jules et jim” de françois truffaut. su cara, su voz, su presencia en la pantalla alimentó el cine. esa manera de hacer cine. qué maravilla haberla visto y que la puedo volver a ver corriendo en un puente. siempre les ganará a jules y a jim.





(he andado silencioso: volveremos pronto: andamos pensando)

jueves, 4 de mayo de 2017

construir, construirse.

para maría, fernando y karla, gracias infinitas.

***
“porque sólo el dolor enseñó a ser:
porque hacer fue el destino de las manos
y en cada cicatriz cabe la vida.”
Pablo Neruda


en méxico el 3 de mayo es día de la santa cruz. ese día en todas las construcciones se le hace misa, homenaje, comida y bebida a la santa cruz, “en honor a la "cruz" que los arquitectos dibujamos marcando el norte en nuestros planos” como lo acabo de entender en un texto hermoso de la genial arquitecta y querida amiga maría jaime.


escribe maría: “es un día muy especial para nosotros pero sobre todo para los maestros en la obra, donde les damos gracias y honramos su trabajo”. el-arquitecto-que-no-fui piensa entonces que pocas celebraciones tienen tanto sentido: agradecer y honrar a las manos y los brazos y los huesos y las horas de trabajo físico, de ingenio, de compromiso con la obra que está en proceso de construirse, con los planos, con los ladrillos, con el cemento, con la obra que crece y se gesta. no hay casa ni edificio ni rascacielos ni museo ni cafecito ni estadio ni aeropuerto ni biblioteca ni plaza pública ni sala de cine ni mercado ni estaciones de tren ni espacio arquitectónico sin manos que los construyan.


escribe maría también: “En la misa de ayer algo así se quedó en la memoria de todos, "Los maestros albañiles no construyen casas, no construyen edificios ni lugares, estos maestros construyen humanidad". esas manos nos construyen: los lugares que habitamos, donde reímos, donde pasamos los insomnios, donde comemos y cocinamos, donde leemos y bebemos café, donde cerramos la puerta para quedarnos lejos de los lobos, donde apagamos la luz para abrazarnos o para escuchar a mahler y calmar algunas de las bestias que nos habitan, los lugares donde nos refugiamos de una inesperada tormenta de mayo.

esas manos construyen lo que somos, los lugares donde guardamos nuestros libros y nuestras fotografías, los discos que acumulamos y que amamos, los espacios donde nos podemos quitar los zapatos y caminar descalzos. esas manos construyen los lugares donde no podemos resistir el querer acariciar los muros de concreto o ladrillo o mármol verdoso. cada espacio que habitamos y vivimos, por los que sólo transitamos, cada espacio arquitectónico fue pensado y diseñado por unos pocos (álvaro siza, alejandro aravena, tadao ando y oscar niemeyer son unos magos del espacio y hay miles más), pero construido por millones de manos. a esos millones, gracias infinitas.


somos los lugares que habitamos, nos construimos como personas en los lugares que otros construyen. toda nuestra historia, toda la humanidad ha hecho eso: construir, construirse. la gente que contaba la epopeya de gilgamesh necesitaba un techo y unos muros, muchos pusieron sus manos y sus huesos en ello (a veces pienso en estas cosas para alegrarme y olvidarme un poco del horror: de este aquí y este ahora que a veces parece muy desolado & desolador).


las fotos: estas cuatro fotos increíbles son de nuria lagarde y las tomo prestadas del magnífico texto de maría jaime donde celebra este día, los textos en cursivas son palabras escritas por maría

viernes, 28 de abril de 2017

uno agradece vidas tan luminosas, querido jorge

para Magda y Sebs

***
hoy el día era feliz, y aún lo es. anoche leí versos de arseny tarkovsky y hablé de viajes. un disco de gorillaz esperaba a ser escuchado, se iban resolviendo las cosas, hubo chilaquiles en la mañana y café. vi a mis hermanas. ahora hay agua y mezcal y por fin suena gorillaz, audífonos puestos, volumen alto. hoy roberto bolaño hubiera cumplido 64 años. a medio día vi que mi querido amigo ernesto reséndiz oikión escribió que había fallecido jorge lópez páez. y la tristeza apareció, se sentó en la sala. ernesto escribió una nota hermosa y termina diciendo:

"Uno agradece vidas tan luminosas y generosas. Gracias, don Jorge."

y sí. la noticia se fue confirmando por todos lados.


nació en huatusco, veracruz, en 1922. vivió 94 años, me atrevería a decir que las vivió pleno y feliz, amó y fue amado. escribió. vivió de escribir novelas y cuentos. fue un enorme de nuestras letras: nuestras. las mexicanas y las letras lgbt. escribió el cuento “doña herlinda y su hijo” (1980), “silenciosa sirena” (1988), “los cerros azules” (1993), “¡a huevo, kuala lumpur!” (2012, [que tiene uno de los momentos homoeróticos más increíbles de la literatura nacional y que lo tengo dedicado de su puño y letra]).

a jorge le debo muchas cosas en mi vida, mucho aprendizaje. fue mi primera referencia de una persona homosexual, que salía a cenar acompañado con su pareja y veía a sus amigos que lo querían, lo admiraban y reían con él. era increíblemente inteligente, de una plática luminosa de verdad, una increíble biblioteca de información literaria, cultural y de méxico. y le gustaba comer y lo disfrutaba enormemente. se reía con todo él. una de las risas más plenas que he escuchado en mi vida. era travieso, se le iluminaba el rostro si encontraba una víctima para molestar. toda mi infancia, adolescencia y adultez temprana aprendí de él y lo admiré mucho. en su casa descubrí la pintura de juan soriano y escuché a alí chumacero llenar la noche de versos e inteligencia. jorge escuchaba siempre. siempre tuvo palabras de aliento y me preguntaba “mauricio, ¿ahora qué estás leyendo?”. siempre le hablé de poetas y me preguntaba, me recomendaba autores jóvenes. fue una guía para entender y leer mejor a los contemporáneos. nunca supe si le gustaba ginsberg o no, pero era recurrente en nuestra conversación. 

nunca le mostré mis textos.

siempre le agradeceré sus palabras, su presencia y haberme enseñado, existiendo, que se podía ser gay y estar con los amigos, comiendo, bebiendo, riendo, hablando.

pero hay algo que nunca podré olvidar, la última vez que lo vi, en un día muy triste, me preguntó como siempre que andaba leyendo y le hablé de mi interés por ir leyendo los clásicos. me dijo: “tienes que leer “lolita” de nabokov. no lo dudes. cómprala ya. vas a ver, te va a encantar”. nunca le agradecí en persona, nunca podré dejar de agradecerle eso. leer (y empezar a leer) “lolita” fue uno de mis momentos más importantes en mi relación con los libros y la escritura, uno de esos momentos antes-después.


creo que jorge vivió muy pleno. sus 94 años fueron toda una vida. ¿qué habrá pensado el jovencito veracruzano de huatusco de esta ciudad de méxico tan maravillosamente diferente ahora? ¿de tanta libertad? ¿de tanta alegría en la diferencia? ¿de tanta disidencia y libertad en lo sexual? gracias jorge, por todo, por haberte conocido. 

jueves, 13 de abril de 2017

hablar de una casa, hablar de personas

 “At times of despair the far right take advantage, and
some of us who are old remember what that was like.
So we must give a message of hope and say:
Another world is possible, and necessary”
Ken Loach

***
las últimas películas que he visto en la cineteca (mi-ci-ne-te-ca) han sido dos películas que hablan de gente: películas que hablan de un tiempo muy específico – ahora, aquí - y de una lucha impresionante de individuos simples pero gigantescos contra todo un sistema que, consciente o inconscientemente, los busca aplastar.



por un lado “aquarius” (2016) del brasileño kleber mendonça filho con sonia braga increíblemente magnífica en el papel central de la película. por otro, “i, daniel blake” (2016) del británico ken loach. ambas películas se estrenaron en el festival de cannes 2016 y loach ganó la palma de oro ese año y dijo, al recibir el premio (palabras más, palabras menos) que el festival es muy importante para el futuro del cine y que había que resistir. resistir contra un cine que vive de los efectos especiales, que sólo busca rostros bonitos, que cuente una misma historia, un cine de éxitos taquilleros donde lo único que importa es hacer millones, contra un cine que busca que en todas las salas de la ciudad y del mundo sólo se proyecte esa película, de un cine que no mire hacia adentro, un cine y un sistema donde apellidarse gonzález es motivo de vergüenza y por eso se borran el apellido.

estas dos películas hablan de gente. gente que escucha sus discos, que todavía tienen casetes, gente que guarda sus objetos en su casa, que comen, que tienen hambre, que sienten el viento en la cara y que están vivos, que lo que tienen lo llevan consigo y que son personas, con historias que a nadie conoce pero que su historia vale la pena ser contada. que tienen fotografías, que se llenan las manos con su trabajo, que defienden lo suyo, defienden su casa, defienden lo que son. defienden que están vivos y que quieren seguir vivos: para seguir vivos tanto clara (“aquarius”) como daniel (“i, daniel blake”) tienen que enfrentarse al siglo xxi y a todo un sistema que busca desaparecer a gente como ellos: no son negocio, no son rentables. ellos, clara y daniel, son personas, no perros: en eso se resume su lucha. 

loach nació en 1936, mendonça filho en 1968: nacieron en países, continentes e idiomas distintos: la lucha es la misma.

estas dos películas resisten. construyen la historia del cine, valen la pena y hacen pensar. con películas como estas podemos construir otro mundo, posible y necesario. aquí. ahora. 

jueves, 6 de abril de 2017

20 años de conocerte querido allen

 “When I die
I don’t care what happens to my body
throw ashes in the air, scatter’em in East River
bury an urn in Elizabeth New Jersey, B’nai Israel Cemetery
But I want a big funeral”

Allen Ginsberg (“Death & Fame”)

***
conocí la voz y la presencia de allen ginsberg hace 20 años. 6 de abril de 1997. un día antes murió en nueva york, cerca de peter orlovsky y cerca de patti smith. el mundo era otro y yo era otro (el mismo, pero otro). estaba lejos de casa y escuché su voz en la televisión, lo vi leer alguno de sus poemas de largo aliento en una lectura en el royal albert hall. esa noche supe que allen había existido & esa noche mi manera de entender/vivir la poesía cambió. llevo 20 años con allen ginsberg como compañero de viaje. forma parte de mis alegrías y celebraciones. guardo flores y hojas secas entre sus libros. subrayo y doblo hojas. hablo de él de vez en cuando. pienso en él y en su voz muy frecuentemente.



el último texto que escribió fue “things i’ll not do (nostalgias)” y está fechado en la madrugada del 30 de marzo. la traducción del poema es mía y la comparto otra vez. anoche en casa, lo leí en voz alta (mi copia del libro tiene flores de jacaranda secas entre esas dos páginas), porque es necesario leer a ginsberg aquí & ahora & hoy & en estos tiempos & pensar en su voz que tanto cambiaba el mundo & que tanto decía de lo que le inquietaba & quemaba, lo leí anoche para mí mismo porque era necesario enunciarlo en voz alta.

***
Cosas que no haré (Nostalgias)

Nunca iré a Bulgaria, tenía un folleto & una invitación
Tampoco Albania, invitado el año pasado, en privado por estafadores de la Lotería o
alcohólicos en recuperación,
O poetas iluminados de la antigua tierra de las puertas del Hades
Ni visitaré Lhasa ni viviré en el Hilton ni en la casa de Ngawang Gelek  ni subiré
fatigado al Potala
No regresaré jamás a Kashi “la ciudad más antigua habitada sin interrupción del mundo”
ni bañarme en el Ganges ni sentarme de nuevo en las escalinatas de Manikarnika ghat con Peter,
ni visitaré otra vez a Lord Jagganath en Puri, no volveré a Birbhum ni tomaré
más notas más historias de Khaki Baba
O escuchar festivales de música en Madrás con Philip
O regresar a beber Chai con el vetusto Sunil & los jóvenes poetas del café,
Atar mi cabeza a un ladrillo en el escondite de opio del Barrio Chino, pasar por el Moslem
Hotel, su azotea en Tinsmith Street en Choudui Chowh Nimtallah,
Quemar la tierra o fumar ganja en el Hooghly
Ni los callejones del Fez de Achmed, nunca más beberé té de menta en Soco
Chico, ni visitaré a Paul B. en Tánger
Ni veré a la Esfinge en Soledad al Amanecer ni al atardecer, madrugada o crespúsculo en el
desierto
Ni a Beirut vieja y colapsada, la tristemente bombardeada Babilonia & Ur del tiempo, los misterios
desagradables de Siria todo el desierto de Arabia y Saudí, la gente enérgica de
Yemen,
Ni el viejo Afganistán tribal de opio, el clima tibetano de Beluchistán
No veré Shanghái otra vez, ni las cuevas de Dunhuang
No subiré de nuevo por las escaleras de la E.12th Street,
No iré a la Argentina literaria, ni acompañaré a Glass a Sao Paulo ni viviré un
mes en un departamento, las playas y los chicos de las favelas de Río, el gran carnaval de
Bahía
No más sueños despiertos de Bali, el festival de Adelaide demasiado lejos para conseguir nuevas
canciones
No veré los nuevos caseríos pobres de Yakarta, los misteriosos bosques de Borneo ni sus hombres ni
sus mujeres pintados
No más Sunset Boulevard, Melrose Avenue, Oz en Ocean Way
Ni el viejo primo Danny Leegant, ni los recuerdos de la Tía Edith en Santa Mónica
No más dulces veranos con amantes, enseñando Blake en Naropa,
Ni Escribir Eslóganes Mentales, nuevas Poéticas modernas Norteamericanas, Williams
Kerouac Reznikoff Rakosi Corso Creeley Orlovsky
Cualquier visita al cementerio B’nai Israel a las tumbas de Buba, la Tía Rose, Harry Meltzer y
Tía Clara, Padre Louis
No la haré yo si no es en una urna de cenizas

Allen Ginsberg

Marzo 30, 1997 a.m.


viernes, 3 de marzo de 2017

20 años de un disco de nick cave & the bad seeds

“The boatman calls from the lake
A lone loon dives upon the water
I put my hand over her
Down in the lime-tree arbour

The wind in the trees is whispering”
Nick Cave


1997 sucedió hace 20 años. el 3 de marzo, todavía durante el invierno, apareció “the boatman’s call” de nick cave & the bad seeds. wow. 20 años.  este disco, que me ha acompañado casi todos estos mismos años, ha servido para construirme, para construir la idea que tengo de mí mismo. 




lo encontré una tarde, casi de noche, llovía y hacía muchísimo frío, tenía hambre y poco dinero, pero todavía me quedaba algo de chocolate. en las calles de las ciudades que caminaba había anuncios que hablaban, supongo, de la gira de nick cave & the bad seeds. volvían al escenario, la gente quería verlos. sólo conocía dos canciones: “the carny” y “from her to eternity”, gracias a wim wenders y “las alas del deseo” (1987). un tanto desorientado, un tanto con el camino claro, el boleto de regreso a casa ya lo había hecho pedazos en un parque, buscaba algo que no necesariamente encontré como lo hubiera querido: encontré, eso sí, un disco, un grupo y un autor que me marcarían y me acompañarían.

los primeros escalofríos comienzan con “into my arms”, que es tierna, cruda, enorme:



“I don’t believe in an interventionist God
But I know, darling, that you do
But if I did I would kneel down and ask Him
Not to intervene when it came to you
Not to touch a hair on your head
To leave you as you are
And if He felt He had to direct you
Then direct you into my arms”

luego, “lime-tree arbour” donde escucha el llamado de caronte pero logra escapar y no cruza el leteo, más adelante está “brompton oratory” y su maravillosa cadencia y nostalgia, el mito de convertirse en piedra,. luego siguen, una tras otra, “(are you) the one i’ve been waiting for”, “where do we go but nowhere”, “west country girl” y “black hair”: canciones donde se mezcla la alegría, la pérdida, la enorme tristeza. canciones para despedirse. canciones del dolor bonito. canciones para abandonarlo todo y cruzar el desierto y llegar a perth o irse al desierto de atacama. canciones para que pase el viento. 


Y más adelante, ya al final, “far from me”, la aceptación de la derrota, y “green eyes”: una de las canciones que más me han gustado desde hace 20 años.


enorme este disco. todavía crece. todavía me maravilla y me da escalofríos. felices 20 años a este gran disco.



sábado, 4 de febrero de 2017

de la nostalgia y la memoria


[la pregunta está ahí, va y viene, en realidad nunca se va, se distrae quizás: ¿qué quedará de estos días? ¿qué quedará de la memoria? ¿cómo podemos contar la historia de estos días?] en la cineteca (mi-ci-ne-te-ca)en la ciudad de méxico están proyectando en estos días de febrero de 2017 el documental “nostalgia de la luz” (2010) del cineasta chileno patricio guzmán. es una película que habla de telescopios y de porqué los astrónomos eligieron el desierto de atacama, en chile, para mirar el cielo. es un documental que habla, desde una postura filosófica, sobre la materia que estudian los astrónomos: la memoria. la luz de los astros es memoria y es pasado. se plantea la película, en voz de uno de los astrónomos:

“el presente no existe.”

y desde esa postura el documental aborda la memoria reciente de chile (y aquí podríamos hablar de tantos otros lugares): los desaparecidos durante la dictadura, el golpe militar, los campos de concentración, lo que no se dice de esos días, cómo el estado olvida y cómo los civiles no, cómo quedan secuelas emocionales, las pérdidas de familiares y los reencuentros con cadáveres o fragmentos de huesos, las mujeres que buscan a sus desaparecidos: memoria de los días recientes que sucede en el desierto de atacama, memoria de los tiempos del big bang y sucede en el desierto de atacama: un lugar tan seco donde los cuerpos permanecen, donde el cielo es claro, donde no hay pájaros, donde el desierto revela un secreto. también se habla de lo selectiva que es la memoria: ¿por qué investigamos sobre el big bang y por qué olvidamos al siglo xix?


mi amiga laura o. y yo hablamos mucho de la memoria. esta semana apenas le decía que pensar en el tiempo no me agobia aunque me deja pensando en lo finito y lo infinito, en que el tiempo pareciera  una materia viscosa donde un recuerdo de hace quince años es casi tangible y algo de hace un par de semanas es casi imposible de recordar y de cómo el tiempo es una cosa que uno va decidiendo (¿conscientemente?) qué recuerda y cómo, que con el paso del tiempo quizá ya no recordamos lo que recordábamos sino que nos vamos inventando nuestra versión personal de los hechos. el tiempo, con sus unidades medibles y estrictas. su tic-tac. su bomba de relojería. capas de polvo que se acumulan en los objetos, capas geológicas que forman montañas, desiertos, valles. el tiempo que sigue avanzando y yo que sigo sin escribir sobre leonard cohen y su ausencia.