viernes, 29 de septiembre de 2017

tadaima, otra vez

(“tadaima” es una palabra japonesa que quiere decir “ahora estoy en casa”, tiene el kanji ima, que significa “ahora”)


toda ciudad es un organismo vivo: se mueve, se crea, cambia. no lo vemos pero sucede que conforme avanzan los días cambian las cosas, como un cuerpo. le crecen los árboles, se caen las hojas, un negocio al que nunca íbamos cierra y no lo vemos, aparece una nueva construcción, hay un café nuevo, aparecen edificios y vialidades. un día, la calle de siempre funciona en sentido contrario y ahora hay bicicletas. todo es un caos constante y cambia. y a veces, como en los cuerpos, las cosas cambian sin avisar: se rompe, se cae, se quema, se ahoga. y la amamos así, nos aferramos, la cuidamos, la queremos, es nuestra ciudad y la amamos cada vez más aunque tengamos miedo. es nuestra casa.


había un muro en la colonia roma norte que tenía escritos unos versos que me sacaron el aliento la primera vez que lo vi. las últimas veces que pasé ya no estaban los versos. el muro estaba vacío, sin las palabras correctas, sin el hechizo, sin conjuro. debería de seguir ahí porque las palabras no se disipan aún. y ahora, en estos días de final de septiembre, no sé si el muro está ahí todavía.


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