(“tadaima” es una palabra japonesa que
quiere decir “ahora estoy en casa”, tiene el kanji ima, que significa “ahora”)
toda ciudad es un organismo vivo: se mueve, se
crea, cambia. no lo vemos pero sucede que conforme avanzan los días cambian las
cosas, como un cuerpo. le crecen los árboles, se caen las hojas, un negocio al
que nunca íbamos cierra y no lo vemos, aparece una nueva construcción, hay un
café nuevo, aparecen edificios y vialidades. un día, la calle de siempre
funciona en sentido contrario y ahora hay bicicletas. todo es un caos constante
y cambia. y a veces, como en los cuerpos, las cosas cambian sin avisar: se
rompe, se cae, se quema, se ahoga. y la amamos así, nos aferramos, la cuidamos,
la queremos, es nuestra ciudad y la amamos cada vez más aunque tengamos miedo.
es nuestra casa.
había un muro en la colonia roma norte que tenía
escritos unos versos que me sacaron el aliento la primera vez que lo vi. las
últimas veces que pasé ya no estaban los versos. el muro estaba vacío, sin las
palabras correctas, sin el hechizo, sin conjuro. debería de seguir ahí porque
las palabras no se disipan aún. y ahora, en estos días de final de septiembre,
no sé si el muro está ahí todavía.
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