“Llamar a las cosas por su nombre es otro
exilio.”
Juan Gelman
la
Historia (con mayúsculas) se construye de muchas historias, muchas de ellas
mudas o poco conocidas o que no aparecen mucho en los libros o que se pierden
porque no se enuncian o que se pierden porque nadie las quiere recordar. mi
ciudad y mi país están construidos de muchas historias de esas (no somos un
país homogéneo, somos un país multicultural y lleno de muchos otros que llegan
y se quedan, que vienen de paso y dejan sus palabras y sus costumbres, los
republicanos españoles, los libaneses y sefaradíes (que apenas entendí porque
llegaron), los europeos de los años 40s, los sudamericanos, la gente de otros
estados de la república, en fin, ese es otro tema…); en particular me interesa
hablar de una exposición que acaba de abrir y se llama “méxico: ciudad refugio. a 40
años del exilio argentino”, con curaduría de la talentosísisma
fotógrafa valentina siniego y que
habla de cómo la ciudad de méxico se abrió (¡hace 40 años!) en 1976 para
recibir a muchísimos argentinos que llegaron huyendo y que encontraron aquí
tierra segura y algo que los hizo
echar raíces de una u otra forma, aunque regresaron al sur en los 80s, una parte
de ellos siempre se quedó aquí.

a
la entrada de la exposición (y aquí arriba) hay una fotografía tomada el 28 de
agosto de 1976 (el 24 habían desaparecido a marcelo gelman y a su esposa
claudia quien estaba embarazada), donde cristina
malanca junto con su hijo nicolás
cabral en una carriola caminan hacia el avión que los llevará a méxico. en
la instalación de la entrada a cristina se salen dos corazones, uno rojo en la
dirección en la que camina, uno azul en la dirección en que mira. esa
fotografía muestra perfectamente el exilio argenmex.
lo que se queda en casa, lo que se gana al irse. en la exposición está la
fotografía original, pequeñita, dramática, con los datos de la historia
personal y de la fotografía en sí.
la
exposición muestra con imágenes y textos una historia inmensamente triste pero
que también es una historia feliz: al huir y dejar todo excepto el idioma y
alguna maleta, esta ciudad les permitió reconstruirse y continuar. aquí se
construyó el corazón argenmex. con imágenes y textos uno puede entender el
momento histórico, la tragedia de los desaparecidos (si, más de 30,000 y más de
500 niños), la violencia de la dictadura, lo que significa la lucha de las
madres de la plaza de mayo y de las abuelas y los símbolos, el rol de las
organizaciones argentinas en el exilio, los procesos de huida y reconstrucción,
el increíble poder de las cartas enviadas por correo, el horror de las
denuncias ante la desaparición y asesinato de jóvenes, el secuestro de los
bebés, el shock y la maravilla de llegar a una ciudad de méxico como la de
1976-1977, la lucha por la verdad, la memoria y la justicia, porque es
importante decir cada 24 de marzo “nunca más”, lo que significan los
gestos solidarios desde los otros, la construcción colectiva de la memoria a
partir de las memorias e historias individuales.


nicolás cabral lo
describe infinitamente mejor en uno de los textos de la exposición, que
transcribo íntegro (las negritas del final son mías):
“La llegada
La patria es la infancia, dicen unos (tal
vez citando a Rilke). La patria es la lengua, dicen otros (suelen ser
escritores). ¿Cuál es la patria de aquellos a los que se les niega el país de
origen? ¿Y la de las familias que abandonan proyectos de vida para atender imperativos
de supervivencia? Pisar el suelo mexicano fue, para miles de argentinos, un
hecho alegre. En el aire había un nuevo olor, mezcla de maíz y alivio: el
exilio es preferible a la cárcel o la muerte.
Después claro, la vida siguió su
curso: allá, nada detenía el proyecto depredador; aquí, las diferencias
ideológicas se mantenía. Por lo demás, había que encontrar modos de subsistir,
a veces reinventándose (la política no es cosa de expatriados). Al margen del
repertorio de chistes, los recién llegados experimentaron generosidad. Todos pensaban
en volver, pero muchos nunca lo hicieron: se los reconoce por ese acento
inconfundiblemente argentino (aquí) y extrañamente mexicano (allá).
Algunos, los que llegaron en brazos o
demasiado jóvenes, son prácticamente indistinguibles de los locales, aunque les
quede algún rasgo de origen. La identidad, uno de los temas más visitados por
el pensamiento latinoamericano, adquiere nuevas complejidades. El que reconstruye su vida en otro país
tiene un rostro bifronte e inestable: el lugar que se deja no vuelve a ser el
mismo; el lugar al que se llega nunca termina de ser propio. No es una
tragedia: tragedia es no haber vivido para contarlo.”
esta
es una historia que hay que contar. que nunca se olvide.
(la
exposición “méxico: ciudad refugio. a 40 años del exilio argentino”está en
el museo
archivo de la fotografía, Guatemala 34, centro histórico, atrás de
catedral, en la ciudad de méxico hasta el 20 de junio de 2016. la entrada es
gratis y está en pleno centro de la ciudad, así que vale la pena ir, aprender,
ver, y luego uno puede ir a pasear muy felizmente)