creo,
de verdad lo creo, que hay mucho que celebrar hoy.
y
un poco es como con todas las cosas, no es que hoy me guste mi país y el resto
del año lo ignore, no. pero veo y oigo muchos comentarios de “no hay nada que celebrar de méxico”.
creo que sí lo hay, y mucho: celebro, para empezar, el pozole verde.
sé
que en mi país hay pobreza, corrupción, violencia, narco, injusticias,
políticos, mala información, y la lista puede ser larga. ¿qué hago para resolverlo?
¿me quedo quieto a ver si el gobierno lo resuelve? ¿si un héroe cacique viene y
lo resuelve? no, me levanto y hago. digo. transformo. cosas tan simples como
llegar a la hora que acordé con alguien (aunque esto se vuelve una lucha
monumental conmigo mismo a veces), pagar mi pasaje en el transporte público, no
tirar basura, ayudar si puedo, no estorbar si no puedo ayudar, consumir
responsablemente y consumir en negocios locales. esas cosas. no solo me quejo: hago. y, lo mejor, no estoy solo en esto:
celebro que este país tiene millones y millones de gente que todos los días
trabajamos y que hacemos nuestro esfuerzo para que este sea un buen lugar para
vivir: ayudamos, cumplimos, estamos. celebro que hay alguien en twitter hoy que
escribe “Necesitamos dejar de hablar de
México en tercera persona #yosoyMéxico #yohagoMéxico”.
celebro
que en este país está mi cineteca y
que ahí converge el cine del mundo y puede uno ver una película de roberto gavaldón de 1947 restaurada o
una magnífica “te prometo anarquía” (2015) de julio hernández cordón y tomar un café veracruzano, aquí & ahora. celebro que tenemos
una geografía inmensa e impresionante, que tenemos muchísimos años de historia,
que nos hemos mezclado desde siempre y que al final somos una mezcla de culturas
originarias, españoles que vinieron, mestizos, migraciones que fueron llegando.
en mi historia genética hay españoles, un bisabuelo rarámuri, un alemán perdido
en batopilas, chihuahua, un largo linaje nacido en el valle de méxico, chilango
orgulloso, mi abuela gringa; en mi historia no genética está el exilio español
y el exilio de los argentinos y uruguayos, una inglesa que llegó y no se fue,
una catalana, los gitanos-canarios del gabi’s,
los japoneses de c.o.m.e., todos
ellos me dejaron huella; es en este país donde convergen siglos de culturas,
maneras de pensar, maneras de hablar, podemos decir popocatépetl o don goyo,
podemos decir la palabra chocolate y celebrarlo, podemos
beber café mexicano que es riquísimo, podemos maravillarnos de la arquitectura
y las ruinas, acá podemos ver la obra de félix
candela, lo que hizo gabriel figueroa,
con los cielos y la luz que repiten los gestos tantos años después en estos
paisajes, lo que escribió xavier villaurrutia,
en este país escribió efraín huerta
y sembró semillas y sin méxico no existirían “los detectives salvajes”
de roberto bolaño. acá podemos leer lo
que hoy día escribe alguien como maricela
guerrero, paula abramo, sara uribe, mónica gameros, césar cañedo
o luis felipe fabre, lo que hoy
construye musicalmente alguien como ely
guerra. y el pozole verde (y el mezcal, los tacos al pastor, las carnitas
michoacanas, la comida yucateca, las tlayudas oaxaqueñas, los chilaquiles, las
quesadillas sin queso lo que es perfectamente lógico, las quesadillas con queso
que son buenísimas, los tamales en sus mil presentaciones y regiones, esas
cosas y un larguísimo etcétera culinario), por supuesto.
mi
país es mucho más que sus políticos, que sus gobiernos y sus malas mañas y que
las cosas malas que tenemos como sociedad y cultura, pero esas cosas tenemos
que cambiarlas, reconocernos en ellas y hacer lo que podamos, paso a pasito
para cambiar, paso a pasito para que el cambio perdure.
mi
méxico vale mucho la pena y lo celebro. mucho por hacer, mucho que festejar, la
verdad. feliz cumpleaños país.
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