“Soy dueña de las montañas,
de los astros, y los soles,
de mapas y mirasoles
dueña soy de mis pestañas
de mis lúcidas hazañas,
del fuego de mil crisoles
de ruedos con toros y oles
Y del viento de las cañas,
soy dueña del firmamento
porque lo miro en aumento,
soy dueña de los espejos
porque plasmo sus reflejos,
soy dueña del universo
porque lo invento en mi verso.”
Pita Amor
uno de los personajes más extraños de la poesía y la cultura en
méxico fue pita amor (guadalupe amor, 1918-2000), la “unodécima musa” (la décima es sor juana, nota mental). un
personaje olvidado, rechazado, ignorado. un poco desaparecido. murió en el
olvido, pobre y seguramente con hambre.

creo que hay dos razones principales para ignorarla y olvidarla
desde el aparato cultural nacional. lo primero: fue una mujer que tuvo el valor
necesario para saberse autónoma, capaz
de estar sola y no necesitar casarse en el méxico de 1940-1950, lo que era (y
supongo a la fecha sigue siendo) un escándalo, sin enunciarlo fue una feminista
feroz y una verdadera impulsora de la equidad de género, combativa, bastante
indomable, una mujer que vivió su sexualidad plenamente, lo cual, siempre
ofende a las buenas conciencias que no tienen nada que hacer más que pensar que
les gustaría hacer lo mismo. lo segundo: que estaba un poco loca. seguramente
en 1940-1950, incluso en los años sesenta, toda su forma de vivir su
independencia y su sexualidad seguramente se le atribuía a que “es pita, está loca”, pero eso era otra
cosa. clínicamente tenía un tornillo desajustado y fue lo que la llevó a hacer
una poesía metafísica, intimista y muy poderosa y lo que la llevó a encerrarse
y desaparecer unos quince años del mundo real y cuando salió de su departamento
en la colonia juárez a finales de los 70, loca y pobre, ya no podía dejar su
locura atrás. entre jugar a estar loca y enloquecer de verdad, perdió el hilo
que la sacaría del laberinto. fue dueña del universo (así lo escribió) y luego
el universo se olvidó de ella.
creo que es tiempo de rescatar la poesía de esta mujer: una poesía
con métrica, rima y sintaxis poderosa cuando ya las vanguardias de inicios de siglo
xx habían acabado con ello; una poeta que hacía versos al aire y que declamaba
y que ocupaba el espacio con su voz; una poeta que lograba hablar de los
grandes temas de la vida y que retomaba el valor de san juan de la cruz, santa
teresa de ávila, lope de vega, francisco de quevedo, góngora y sor juana inés
de la cruz, quien en sus versos dialogaba con ellos a siglos de distancia,
retomando a los clásicos para hablar en pleno siglo xx de la sexualidad, el
amor, la enorme metafísica que seguro no la dejaba dormir. habría que leerla,
retomarla. volver a publicar sus poemarios. estudiarla. no dejar que se la
trague el olvido. con genuina alegría veo que en la red hay blogs dedicados a
su poesía, así que creo comienza una revaloración de la poeta. ¿será que en
2018, cuando cumpla el centenario, se le dedicará el año como este año con paz,
huerta y revueltas? ¿será? habría que recuperar su obra y su vida, volver a la ciudad de méxico que ella vivió y organizar caminatas por donde le daba por recorrer las calles y gritar versos.
una de las mejores definiciones de esta mujer fue lo que alfonso
reyes dijo: “…y nada de comparaciones
odiosas, aquí se trata de un caso mitológico.”
quedan sus versos, poderosos como este, el poema ”letanía
de mis defectos”:
Soy vanidosa, déspota, blasfema;
soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.
La lumbre del infierno a mí me quema.
Es de cristal cortado mi sistema.
Soy ególatra, fría, tumultuosa.
Me quiebro como frágil mariposa.
Yo misma he construido mi anatema.
Soy perversa, malvada, vengativa.
Es prestada mi sangre y fugitiva.
Mis pensamientos son muy taciturnos.
Mis sueños de pecado son nocturnos.
Soy histérica, loca, desquiciada;
pero a la eternidad ya sentenciada.