acabo de ver “miradas múltiples: la máquina
loca”, documental dirigido por el mexicano emilio maillé en 2012 donde se acerca al personaje de gabriel figueroa (1907-1997, de hecho
nació y murió en abril, los días 24 y 27 respectivamente [ja ja ¡qué forma de
escribir!], pero no desde una perspectiva biográfica o académica: entrevista a
directores de fotografía (¿28? ¿29?) para que hablen, desde sus perspectivas y
sus visiones personales, del por qué el trabajo de figueroa es relevante para
el cine todavía hoy.
la propuesta es clara: a través de la
fotografía de las películas en blanco y negro de gabriel figueroa se cambió la forma de hacer cine. los
entrevistados hablan de lo que significó esa forma de filmar, esa manera de
usar la técnica, los encuadres, de cómo todo lo que hizo figueroa les afectó a
ellos al momento de proponer imágenes y de filmar, de cómo por primera vez en
la historia del cine un director de fotografía era relevante en la promoción de
alguna película además de los actores y los directores (creo que además de
figueroa, son muy pocos directores de fotografía que han logrado un nombre tan
notorio, quizás sacha vierny
(1919-2001) y sven nykvist
(1922-2006) completarían la lista).
los entrevistados son personajes de los que no
sabemos nada o sabemos muy poco. son las personas detrás de las cámaras, los
encargados de hacer la fotografía de cineastas como lars von trier, woody
allen, pedro almovódar, fernando meirelles, carlos reygadas, fernando eimbcke,
wong kar-wai, antonioni, fellini, kubrick, kurosawa, costa-gavras, truffaut,
godard y un larguísimo etcétera. hemos visto sus películas, sus maneras de
hacer imágenes. la influencia de figueroa está ahí.
la película se apoya en las entrevistas y en
las imágenes, las poderosas imágenes del cine de figueroa, el desfile es
interminable (“los olvidados”, “el ángel exterminador”, “él”,
“víctimas
del pecado”, “pueblerina”, “la perla”, “bugambilia”,
“enamorada”,
“macario”,
“salón
méxico” y otro larguísimo etcétera).
y es curioso, siempre revisitar el pasado
plantea enfrentarse con la nostalgia, más ante imágenes que forman parte de un
enorme colectivo visual (por ejemplo, la secuencia del sueño de “los
olvidados” de buñuel) y estos personajes se cuestionan ¿qué pasará con
la forma de hacer cine ahora que lo digital invade la vida cotidiana? ¿qué
riesgos corre el cine cuando desde un teléfono se puede grabar imagen en
movimiento? ¿habrá quien dedique tiempo y recursos, como hacían figueroa y sus
directores, para filmar? el cine continuará, las formas cambiarán, es un hecho.
ver una película como “her” de spike jonze (2013) muestran que hay un cine al que todavía le
importa hacer imágenes para contar una historia.
(en las últimas semanas he tenido cuatro
conversaciones fantásticas sobre “hablar de cine”: “el cine de jim jarmusch y sus elementos
narrativos”, “las distintas capas de
lectura de una película como “el gran
hotel budapest” de wes anderson”, “la
venganza como tópico para un ciclo interminable” y “la poesía en el cine de tarkovski y el cine de jarmusch, las diferentes
maneras para encontrar la poesía en la imagen”. me encanta hablar de cine,
cuando hablo de cine algo se ilumina adentro)
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