miércoles, 2 de abril de 2014

del brazo y por la calle

a propósito de nada y de todo: hace unas semanas fui al centro cultural universitario tlatelolco a ver la proyección de una película que he visto por pedazos en la televisión en un par de ocasiones, uno de los clásicos del cine mexicano: “del brazo y por la calle”, dirigida por juan bustillo oro en 1956.


es una buena película mexicana, un claro ejemplo del cine que se hacía en aquel entonces. blanco y negro. actuación un tanto exagerada. drama urbano. el amor que tiene que luchar contra el hambre, la pobreza y el qué dirán.

tiene sus esterotipos dramáticos: ella, maría (marga lópez), es la sumisa, la buena ama de casa, la que limpia, la que hace que rinda el dinero, la que se encarga del hogar y que siempre sacrificará su felicidad por la de su marido. él, alberto (manolo fábregas), es el que manda, el que provee, el que determina el destino de la pareja, el que tiene la última palabra, el que llega a casa y se sienta a que le sirvan de cenar.


pero, para la época, es una película de avanzada. en la forma: largos planos secuencia, diálogos largos, toda la película sostenida únicamente por dos actores, no hay ni otro actor, ningún guiño cómico, ningún diálogo fuera de la relación de pareja que conforme pasa el tiempo cada vez están más solos. en el fondo: una sexualidad plena de dos esposos que se tocan, que se desnudan, que hablan de lo que pasa, la marginalidad de los personajes (ya se había estrenado “los olvidados” de buñuel en 1950, pero la pobreza y el hambre no eran invitados frecuentes a las pantallas nacionales cuando se hablaba de la ciudad o del presente), la infidelidad como venganza, la confianza desgarrada.

la película tiene tres créditos al inicio, los dos actores, marga lópez y manolo fábregas y el tercer crédito es para la ciudad de méxico. es uno de los aciertos más importantes de la película. la ciudad como personaje. como un ente viviente: presente, que hace ruido, que impone su presencia con luces, con pobreza, con avenidas, con progreso. es un méxico que no existe más (los trenes, nonoalco tlatelolco como fin del mundo y arrabal de la peor de las pobrezas, la ciudad que “está decidiendo ser ciudad y dejar de ser pueblo”*. esa era la ciudad de méxico de 1956, la ciudad ya nunca será eso otra vez, pero lo humano, el drama humano entre maría y alberto (cambie usted los nombres, revuelva los géneros, da igual) se repite y se repite y cambian las formas pero el fondo es el mismo: pese al tiempo, sigue siendo vigente.


conforme veo la película, crece.

vale mucho la pena verla (decía, la he visto en pedazos, esta fue la primera vez que la veo completa), un buen clásico y bastante olvidado y vale mucho la pena estar atentos a lo que programa y exhibe el centro cultural universitario tlatelolco, uno de los espacios más increíbles de nuestra ciudad.


* (gracias lalo, por este concepto)

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