“Algo va
a ocurrir en los próximos días. Te tendré informado.”
Roberto
Bolaño en “Los sinsabores del verdadero policía”
platicando con mi
querido amigo karlos x, el misterioso, le decía que de muchas maneras debo reconocer que en realidad ya no soy objetivo
con las letras de roberto bolaño.
hay algo en su
manera de contar la historia que, a mí, muy dentro de mí, me emociona y me
entusiasma. no me importa lo que me va a contar sino cómo me lo va a contar (cada vez que me enfrento a sus letras, en
mi cabeza se da un diálogo directo con roberto bolaño, como si lo hubiera
conocido, como si estuviera en casa y viniera a tomar un café). adentrarse en
sus letras es uno de mis más grandes placeres. el misterioso me preguntó si
acaso consideraba a bolaño un mejor escritor que, por ejemplo, haruki murakami,
y le dije que si. a pesar que en su momento me han apasionado-obsesionado
borges, cortázar, hesse, mishima, saramago, pessoa, gelman, lobo antunes y, más
recientemente, murakami, el encuentro con el mundo bolaño ha sido todo un viaje alucinante y fascinante.
leí en estos días “los
sinsabores del verdadero policía” de bolaño (uno de sus libros
publicados postmortem junto con “2666”, “la universidad desconocida”
o “el
tercer reich”), que es de muchas maneras una especie de entramado de
hilos que se van a ir uniendo a otros hilos sueltos y no sueltos de la obra de
bolaño: obviamente el personaje de amalfitano y el, por llamarlo de alguna
manera, personaje de la ciudad de
santa teresa se irán hilando con “2666” pero también con “los
detectives salvajes” y el largo desierto de sonora o con los poetas
perdedores; arcimboldi, j.m.g., el escritor francés de “los sinsabores…” teje
hilos hacia el otro beno von archimboldi, el alemán, y los críticos que vistan
a amalfitano en “2666” que comienzan sus idas y venidas buscando algo que saben
que no podrán encontrar; la muerte, lo sórdido, el mezcal Los Suicidas, villaviciosa, el episodio de los belgas perdidos en
el desierto de sonora, la poesía inútil, la locura, la noción de una búsqueda
inútil.
en fin, un gran
libro, altamente recomendable. quizá éste libro pueda servir como inicio para
leer a bolaño, si es que novelas de muchas páginas como “los detectives salvajes”
o “2666”
parecen intimidantes. vale la pena el viaje. me quedo en particular con este
texto, de la página 146, capítulo 25 de la segunda parte “ii. amalfitano y padilla”:
¿Y qué fue lo que aprendieron los
alumnos de Amalfitano? Aprendieron a recitar en voz alta. Memorizaron los dos o
tres poemas que más amaban para recordarlos y recitarlos en los momentos
oportunos: funerales, bodas, soledades. Comprendieron que un libro era un
laberinto y un desierto. Que lo más importante del mundo era leer y viajar, tal
vez la misma cosa, sin detenerse nunca. Que al cabo de las lecturas los
escritos salían del alma de las piedras, que era donde vivían después de
muertos, y se instalaban en el alma de los lectores como en prisión mullida,
pero que después esa prisión se ensanchaba o explotaba. Que todo sistema de
escritura es una traición. Que la poesía verdadera vive entre el abismo y la
desdicha y que cerca de su casa pasa el camino real de los actos gratuitos, de
la elegancia de los ojos y de la suerte de Marcabrú. Que la principal enseñanza
de la literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en
medio de un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y a un
espejo. Que no era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a
dudar y a recordar. Que la memoria era el amor.
(nota al pie: ventajas
de no querer enfrentar al mundo real: uno lee más y con más gusto)
3 comentarios:
A veces hay autores que nos calan los huesos directamente. Me parece que eso sucede más cuando son autores en nuestra propia lengua o cuando la traducción es muy buena.
para mi las letras de bolaño han sido uno de los mejores regalos de la vida :)
Pero nosotros siempre estaremos afuera. Lejos de Octavio Paz y Neruda. Por allí, se decía Amalfitano como un loco, busca por allí, escarba por allí, por allí hay rastros de verdad. En la Gran Intemperie. Y también se decía: con los parias, con los que no tienen absolutamente nada que perder hallarás, si no la razón, la jodida justificación, y si no la justificación, el canto, apenas un murmullo (tal vez no sean voces, tal vez sólo sea el viento entre las ramas), pero indeleble.
Los sinsabores del verdadero policia; Roberto Bolaño; pag 126
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