jueves, 3 de julio de 2008

Un gato de patas grandes




1.
Durante varios días no tuvo nombre, había llegado de sorpresa una tarde de septiembre de 1995. Estábamos iniciando el segundo año de arquitectura y era día de inscripciones, terminaba el verano y el grupo de amigos se volvía a encontrar, unas cervezas, unas pizzas en casa de uno de nosotros. Por la tarde, Inge Lore, quien había regresado a la facultad acompañando a Carla, regresó y me dijo "cierra los ojos". Lo tuve por primera vez en mis manos.

Ya había dicho que no volvería a tener una mascota tras la triste historia de la gatita Oliverio, quien duró un mes en casa y murió trágicamente. Pero Inge Lore puso a ese gatito (creíamos que era gatita) en mis manos y no pude decir que no, me tragué mis palabras una vez más. Llegué a casa y le dije a mi mamá que había una nueva inquilina.

No sabíamos como se iba a llamar. Pasaron dos o tres semanas, y se llamaba “tú”, “gato”, “oye” ó “micha”, pero estando bebiendo cervezas en el centro fue que surgió la idea: se llamaría Vicio.

2.
Era divertido llegar a casa en un día lluvioso y ver a mi mamá en la puerta de la calle, gritando “¡Vicio! ¡Vicio! ¡Vicio!”

3.
De pronto, quedó claro que ese animal que había cabido en la palma de mi mano y que se asustaba con facilidad, erizaba sus pelos y daba saltitos antes de morderte era un gran animal, peludo y de patas grandes. En su primera visita al veterinario, quien era de un color amarillo extraño, descubrimos que Vicio no era gatita, sino gato. Su porte de león miniatura. Su enormidad, y aún así, su maullido era minúsculo.

4.
Vicio fue un gran compañero. Le gustaba estar en las reuniones familiares, con los amigos. Siempre consideró que si alguien llegaba a entrar a la casa era porque sería amigo de la familia. La manada recibía feliz a los invitados, más si estos caían en la trampa de dejar que Vicio subiera a sus piernas e hiciera su ritual de garras, baba y ronroneo (creo que Mariana Pedernera fue quien más veces cayó en el truco ja ja ja), dejándolo todo mojado hasta que se quedara dormido. Cuando entraba en su trance, era fácil ponerle un collar, quitarle algún pedazo de pelo con caramelo, limpiarlo, lo que fuera. ¡Ah, gato vicioso!

5.
Le gustaba ver hacia la calle. Tomar el sol en el mueblecito de la sala, acostarse sobre su pecho y patas y mirar que ocurría. Era el vecino que todo lo observaba. Ahí nos esperaba a que regresáramos del mundo exterior. Siempre estaba ahí, nos veía y se levantaba emocionado para ir a la puerta y recibirnos… y recibir su sardina, claro está. Le gustaba tomar el sol y comer pasto. Vicio, su aliento a sardina, su ronroneo constante. Sus patas enormes.

6.
Vicio me acompañó varias sesiones de insomnio, varias noches de tristeza, varias y largas sesiones de escuchar a Mahler leyendo o escribiendo. Fue constante compañía en las tristes noches de la primavera de 1996, me escuchó y me vio llorar ante la derrota, supo estar a mi lado en los momentos difíciles. Estuvo siempre conmigo en aquellos meses de 1997 en que yo anduve lejos, y me recibió feliz y noble cuando volví a casa. Una vez más me escuchó y fue parte importante de mi regreso, de mi incorporación a la vida acá. Cuando me mudé con el Christian, pensé muy seriamente en llevármelo, pero decidí que era una crueldad quitarle 8 años de jardín, de libertad de salir a la calle, de escaleras y habitaciones por un departamento sin chance de salir, así que lo platiqué con mi mamá y Vicio se quedó en casa, con mi hermana Malú y su gatita Kira, alias “la micha”, inmediatamente se volvió el macho alfa de la manada, vigilaba que todo estuviera en orden, todo lo tenía bajo su control.

7.
Vicio fue un gato feliz, comió y durmió lo que quiso, fue galán de barrio, fue un gato guapo y enorme, gato hermoso de patas grandes, peludo, solecito.

El martes, primero de julio, sacrificamos al bonito animal. Tenía la leucemia muy avanzada, estaba grave, estaba sufriendo mucho en las últimas dos semanas en que se deterioró y se consumió, sus huesitos no daban más. Tuve oportunidad de estar con él a solas. De tenerlo en mis piernas, de sentir su ronroneo, de acariciarlo y darle las gracias por todo lo que es para mi, por su compañía, por haber estado en mi vida, por habernos compartido 13 años de calor gatuno. Lloré envolviéndolo con mis brazos y le di besitos, le di calor en sus últimos momentos. Fue muy triste, pero Vicio sabe que fue por su bien, así no sufrió más. Que bueno que me pude despedir y acariciarte en tus últimos minutos aquí: no te solté hasta que no estabas más acá, cuando ibas entrando al cielo de los gatitos, donde siempre hay sol, humanos-mueble donde recostarse, jamón y sardinas y leche fresca y cosas que se mueven, pastito que morder.

Gracias Vicio, hermoso sol que fuiste. Siempre serás bienvenido en casa. Te quiero mucho y te quiero siempre, te voy a extrañar.

A raíz de la noticia, que compartí porque fue grande la tristeza y muchos quienes conocieron al gato-león le tenían gran cariño, mi hermano Sebastián me compartió este texto, que hoy en la mañana me hizo sonreír:

Hitodama de
yuku kisan ja
natsa no hara

Now as a spirit
I shall roam
the summer fields

Ahora como un espíritu
estaré vagando por
los campos del verano

6 comentarios:

malusa dijo...

Tengo muchos recuerdos lindos de Vicio, desde que era esa chiquita bola de pelos que se erizaba y daba brinquitos perdiendo el equilibrio. Tengo mucho agradecimiento por él por como nos recibió a la Micha y a mi cuando yo era sólo pedazos y ella era toda asustada ante un inesperado cambio de vida, ninguna de las dos sabíamos que estabamos entrando en una de las épocas mas felices y disfrutables de nuestras vidas. Con el tiempo Vicio se volvió una especie de sobrino-hijo-hemano a quien cuidar y quien nos cuidaba. Peleaba mucho con mi Kira, pero se querían, ahora ella está muy tristona. Como tú comparto que fue lo mejor que pudimos hacer para que no sufriera, creo que se fue muy tranquilo y fue muy bueno podernos despedir de él...por azares de la vida es la tercera vez que me toca acompañarte en este trance de despedirte de un gatito...Ahora tenemos un angelito gato que nos acompaña y nos cuida.

srStinnky dijo...

yo conoci a vicio ya grande, ya gato-leon, y lo vi pocas veses, cai una ves en su juego ronroneo-muerde-baba y lo vi poco, pero lo quise mucho como a toda su manada..podia habrir una puerta que nadie mas podia.

vicio, vicio...jeuga dureme y come todo lo que quieras.

Ehekatl dijo...

No conoci a tu gato, pero en tus palabras transmites todo ese cariño y amor por aquel animalito. Y por su puesto he confirmado que usted tiene una gran, gran, corazón...y seguro Vicio lo sabía.

Ehekatl dijo...

No conoci a tu gato, pero en tus palabras transmites todo ese cariño y amor por aquel animalito. Y por su puesto he confirmado que usted tiene una gran, gran, corazón...y seguro Vicio lo sabía.

Cheaf

Christian dijo...

Mau, mi osito, se que fue un golpe duro la perdida de Vício, me partio el alma la forma de su despedida, fue un ritual lindo y orgulloso, de valor y un enorme cariño por no dejar sufrir más a un compañero de vida, sabiendo que los seres que lo acompañaron y le dieron sonrisas se despidieron de el y sobre todo piensa que cada Noviembre lo recibiremos y estará en la casa acompañandonos. christian

Duende Godinez Topete dijo...

1. Porque los gatos son el mejor dueño que uno pueda tener
2. Por el alma de felino que usted mau, lleva dentro
3. Por el simple hecho de recordar los bellos momentos junto a Vicio

Un momento hasta el cielo de los gatos, ronroneo y bolitas de pelo...

a la memoria de Vicio