miércoles, 23 de abril de 2008

nota sobre el comentario anterior... (el sapo de stanley hook)


Apreté el botón de publicar antes de terminar la anécdota.


En el cassette viene unode los poemas más hermosos (para mí) escritos por Juan Gelman, incluído en el libro "los poemas de sydney west". Este texto, "lamento por el sapo de stanley hook", dice así:


***

stanley hook llegó a Melody Spring un jueves de noche con un sapo en la mano
"oh sapo" le decía "sapito mío íntimo mortal y moral y coral
no preocupado por esta finitud
no sacudido por triste condición furiosa" le decía

"oh caballito cantor de la humedad oh pedazo esmeralda"
le decía stanley hook al sapo que llevaba en la mano
y todos comprendieron que él amaba al sapo que llevaba en la mano
más allá de accidentes geográficos sociológicos demográficos climáticos
más allá de cualquiera condición

"oye mío" decía "hay muerte y vida día y noche sombra y luz"
decía stanley hook "y sin embargo te amo sapo como amaba a las rosas tempranas esa mujer de Lesbos
pero más y tu olor es más bello porque te puedo oler"

decía stanley hook y se tocaba la garganta
como raspándose el crepúsculo que entraba y avanzaba y le ponía el pecho gris
gris la memoria feo el corazón
"oye sapo" decía mostrándole el suelo
"los parientes de abajo también están divididos ni siquiera se hablan"
decía stanley hook "qué bárbara tristeza" decía ante el asombro popular
los brillos del silencio popular
que se ponía como un sol

esa noche naturalmente stanley hook se murió
antes les dio terribles puñetazos a las paredes de su cuarto en representación de sí mismo
mientras el sapo sólo el sapo todo el sapo
seguía con el jueves

todo esto es verdad:
hay quien vive como si fuera inmortal
otros se cuidan como si valieran la pena
y el sapo de stanley hook se quedó solo.

***


Este texto, en voz de Gelman, me hizo llorar en mi habitación de hotel en Cuetzálan, Puebla. Era diciembre de 1995, estaba solo en cuerpo y en alma, estaba solo y "devastado", confunidido y sin rumbo, solo en un pueblo lleno de niebla. Esa noche lloré un largo rato, porque me sentí como el sapo de stanley hook.


Mi amiga, Mariana Sánchez, quien había escuchado mi frase lapidaria de "¿quién quiere leer sobre sapos?", se rió de mí cuando desesperado buscaba el libro que desprecié. En 1997, ella me regalaría ese libro. Si, una vez más, me tragaba mis palabras.


1 comentario:

malusa dijo...

Hermano...disfruto mucho tu blog, que estés escribiendo, garacias por hacernos ver por tus ojos frases como la de "repita en voz alta:..."