miércoles, 7 de octubre de 2015

aullando todavía

60 años después “howl” de allen ginsberg sigue sonando fuerte & claro. sigue llenando ojos, aire & gargantas. sus versos todavía ocupan insomnios, viajes, libreros, discusiones. 60 años después “howl” sigue aquí, aullando feroz.


era viernes y era 7 de octubre, era san francisco y era en la calle filmore en la noche. esa noche se bebió y se fumó en esa galería. hubo poesía & felicidad. leyeron versos 5 poetas jóvenes y kenneth rexroth, a quienes esos 5 jóvenes admiraban: lamantia, snyder, mcclure, whalen & ginsberg. entre el públcio estaba jack kerouac, borracho, feliz, los animaba a seguir leyendo & llenar de versos la noche californiana. entre el público estaba el editor lawrence ferlinghetti que acababa de iniciar la editorial y librería city lights books (dice y documenta el propio ferlinghetti que al día siguiente de la lectura le envió un telegrama a allen ginsberg que decía: "i greet you at the beginning of a great career. when do i get manuscript of 'howl'?" [se publicaría como el tomo 4 de la colección “the pocket poets series”, tendría la introducción de william carlos williams y ese libro sería llevado a juicio junto con la editorial y el editor por obsceno, pornográfico y poco estadounidense: ese juicio, felizmente, lo ganó ferlinghetti]. ese mismo año se publicó, en parís, “lolita” de nabokov).


sucedió entonces que esa noche allen ginsberg leyó por primera vez en voz alta y ante un público el poema largo “howl”. sucedió que ahí, en ese ahí & entonces, se da un momento antes-después. antes no había resonado el primer verso en el aire, allen dijo: “Howl/ For Carl Salomon/ I saw the best minds of my generation destroyed by madness…” y después esos versos se volverían símbolo, fuerza & voz de una generación entera. esos versos se repetirían una y otra vez. esa noche se escuchó por primera vez el que sería uno de los tres libros-pilares de la generación beat. sucedió que no sólo leyó los primeros versos sino todos los versos, kerouack, dicen, aplaudía y gritaba feliz. leyó las tres secciones del poema, habló de moloch (la sociedad industrializada, deshumanizada, alimentándose de jóvenes) y habló de la soledad en rockland (el asilo mental donde estaba carl salomon) y leyó también el “footnote to howl”, repitió 15 veces la palabra “holy”. la voz de ginsberg no lo sabía, pero estaba haciendo historia literaria: sería imparable lo que vendría.


60 años después, todavía, esos versos me emocionan. vuelvo felizmente a “howl” una y otra vez. en esas palabras visito sombras, cosas que me hacen temblar, murmuro versos, me descubro aullando por dentro, me dejo llevar por las palabras que forman un mantra, un puente, un escudo. lo leo (lo releo) aquí & ahora: frente a mis ojos tengo uno de esos misteriosos objetos donde hay poesía, que no sé qué es en realidad, pero sé que está ahí.


(gracias ginsberg, gracias “howl”. feliz cumpleaños #60)


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