nunca conocí a a allen
ginsberg en persona. no coincidimos. ni su tiempo ni su espacio
coincidieron con los míos. cuando él murió yo comenzaba a tomar las decisiones
importantes y empezaba a descubrir la poesía y los grandes libros. supe de él
unos días después de su muerte. era abril y era 1997. escuché su voz leyendo “howl”
a través de la televisión y supe que había muerto en nueva york, yo estaba del
otro lado del mar. las letras anglófonas estaban de luto. el día que escuché “howl”
(en realidad, la noche) cambió mi vida. es uno de esos momentos antes-después que cambian el curso de los acontecimientos y que no hay vuelta atrás.
sin haber coincidido en el tiempo, el espacio o el idioma, coincidió que su voz
y sus letras me hablaron bien clarito
esa noche y desde entonces.

en esos días lejos de casa, hace tanto tiempo, lo leí en desorden.
supe de él. escuché su voz hipnótica. supe que su sexualidad no la escondía y
que amaba a los hombres y amaba a peter y que amaba a los muchachos. luego
llegó a mis manos mi primer copia de “howl”, desde canadá me regalaban
este pequeño gran tesoro en la edición de city
lights books. lo leería en voz alta, a solas, frente al mar en veracruz.
después, cosas raras, tendría otras cinco ediciones diferentes de este enorme
poema. después iría leyéndolo más y más, haciendo míos sus versos, hablando con
él, murmurando versos sueltos en las noches de insomnio, en las largas
caminatas a solas, en los cuadernitos donde escribo mis propios versos. lo
invito cada día de muertos a casa, porque lo quiero, porque es importante para
mí. hablaría durante años (a la fecha) con mis amigos de él y de su poesía y de
los otros escritores que a mediados del siglo xx cambiaban la forma de escribir
para siempre: los adorados, poderosos y mitificados beats*. mis libros
favoritos de ginsberg son “howl and other poems” (1955) y “death
& fame” (1997), el primero y el último.
hay en la voz de allen ginsberg algo que me habla.
el año pasado pude estar en los últimos días del verano en
boulder, colorado, donde se encuentra la universidad budista de naropa. pasé
una hora en el campus, casi al amanecer, cerca de la biblioteca que lleva su
nombre. hablé con su fantasma. acaricié ese espacio donde hace años él anduvo
por ahí. le escribí.
en el último poema que ginsberg escribió, se despide de la vida y
de las cosas que no volverá a hacer. este verso siempre me ha llenado de tibia
tristeza:
“No more sweet summers with lovers, teaching Blake at Naropa”
hoy, 3 de junio, allen ginsberg cumpliría 88 años. feliz
cumpleaños allen. enorme voz, gran poeta.
*notas al
pie:
*en el mundo mitológico-editorial de los beats se considera a
allen ginsberg como uno de los tres pilares junto con jack kerouac y william s.
burroughs. el último en morir fue william, pese a ser mayor que ellos, más
drogadicto, más borracho, más violento, más de excesos, fue el último en morir
de los tres.
** vale la pena acercarse al libro “una tribu de salvajes improvisando
a las puertas del infierno” editado por la universidad autónoma de nuevo
león y aldus, en una compilación y traducción de john bruns y de rubén medina,
que muestra el trabajo poético de 15 miembros de esta generación.
*** también el libro gráfico “the beats: a graphic story” de
pekar, piskor y buhle es un muy buen documento para acercarse al mundo beat, el
momento y los escritores que lo conformaron, donde no sólo escribían sino que
formaron parte de un gran cambio social por los derechos civiles (sexuales,
raciales y de género).
**** james franco interpreta maravillosamente a allen ginsberg en “howl”
(2010) de epstein y friedman. una película sobre el momento de la publicación
de “howl” y la lectura en octubre de 1955. al final de la película escuchamos a
ginsberg mismo cantando “father death blues”. Uuuuh.