martes, 10 de septiembre de 2013

matar ratas

vuelvo a ver “la muchacha de la fábrica de cerillos” (1989) del finlandés aki kaurismäki. noche de lluvia y frío en la ciudad de méxico, solo en casa.


es una de las películas más tristes de la historia del cine.

y de las más hermosas.

curiosamente cada vez que la veo se vuelve más fuerte y más grande y más triste. el personaje que interpreta la actriz kati outinen de manera maravillosa, con un rostro increíblemente triste e inexpresivo, refleja la derrota, la pérdida de toda ilusión y de todo contacto con el mundo real. ella, obrera de una fábrica de cerillos, triste, sola, que mantiene a su madre y el amante de su madre, que les cocina y les plancha, que nadie la saca a bailar, que casi no le oímos su voz porque a nadie le importa lo que tenga que decir o sentir este personaje, se enamora, cree que todo saldrá bien, le rompen el corazón, le rompen los pedacitos rotos del corazón roto y entonces, sigue sola y triste, pero se empodera del momento y la vemos sonreír.



curiosamente, también es una película de su tiempo físico, 1989. mientras se filmó sucedió la matanza de tian’anmen en china. el director, uno de los grandes enormes del cine, toma esa imagen mítica del hombre con su bolsa de mandado deteniendo una columna de tanques para reforzar lo que sucederá con iris: todo lo perderá, pero “dirá” lo que tiene que decir: le hará frente a una columna de tanques, comprará el veneno para ratas.


 (la segunda entrada de este blog, marzo del 2008, hablé de esta película y de aki kaurismäki y de la “trilogía del proletariado” que es donde los críticos insertan esta película o como el mismo director le llama “trilogía de los perdedores”)


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