“And
I wish that I was made of stone
So
that I would not have to see
A
beauty impossible to define
A
beauty impossible to believe”
Smothered
me, my lover with her beautiful black hair
The smell of it is
heavy. It is charged with life”
Nick Cave
***
era 1997. era el fin del invierno y estaba infinitamente
triste. todo estaba perdido, tenía hambre y mucho frío. volvía a nevar en
munich, tenía los pies empapados. así que, para evadirme un rato, entré a una
tienda de discos que olía mal y que tenía manchas de humedad y había que bajar
una escalera obscura y de poco fiar. puff. al entrar, además de sentir que
volvía el calor a mi nariz y mis orejas, algo sucedía al nivel del alma.
escuchaba en el sonido de la tienda por primera vez las canciones de “the
boatman's call” de nick cave & the bad seeds.
(de nick cave & the bad seeds conocía dos
canciones gracias al cine de wim wenders, “from her to eternity” y “the
carny” que me enloquecían, pero no conocía nada más).
acababa de salir a la venta el 3 de marzo y el
disco venía acompañado de una gira del grupo por europa y el tipo de la tienda
de discos amaba a nick cave así que ponía el disco una y otra vez. decidí
comprarlo. esa tarde no comería, pero tenía el disco.
ya más tarde, en casa, hambriento, pondría el disco
y escucharía con cuidado “into my arms”. el alma se me
escapaba por los oídos, los huesos blandos. era magia, era la música perfecta
para el momento perfecto. era la música que escucharía durante meses en lo que
iban cicatrizando las heridas del fracaso. luego “bromton oratory” que me
hizo llorar en su momento y que aún ahora me conmueve enormemente. “(are
you) the one that i've been waiting for?” no podía ser mejor. conforme avanzaba
el disco preferí apagar la luz para llorar a gusto y ver como se encendían y se
apagaban las luces del edificio que daba a mi habitación.
luego, siguiendo el orden del disco, perfecto para
escucharse de principio a fin, “where do we go now but nowhere?”, “west
country girl”, “black hair”. la tristeza era
enorme. pero, no sé si suena lógico, era una
tristeza feliz porque volvía a encontrar un camino.
por último, cerrando el ciclo de 12 canciones, “green
eyes”. perfecto. el disco perfecto para la derrota personal. pero
también para recordarme que estaba ahí, vivo, que había valido la pena
intentarlo, que había que seguir.
así que, tras pensarlo unos días, hice lo mismo que
el personaje de “west country girl” (que en la vida real es ¡¡¡pj harvey!!!) y
me fui de ahí y me fui hacia el oeste y a volver a empezar. este disco me salvó
la vida y es, sin duda, de los favoritos en mi colección. me gusta escucharlo,
sentir la tranquilidad que me devolvió en ese momento. me gusta escucharlo a
solas, de noche. y a veces, como ahora, con un vaso de vino tinto.
(el próximo lunes 18: la voz del señor nick cave
resonará en la ciudad de méxico, ahí estaré)
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