por extrañas coincidencias de la vida, el mes
de marzo lo comencé en colombia, un breve pero enorme viaje a bogotá y a
medellín.
antes de ir, hice una investigación previa,
entre guía, recomendaciones de colombianos que viven acá y colombianos que
viven allá y personas que han ido a conocer, así como el fabuloso internet, el
plan estaba perfectamente trazado. honestamente, estar ahí sobrepasó mis
expectativas. fueron días lindos de mucho platicar, aprender, reírse, conocer.
mucho (¡mucho!) caminar. los ojos muy abiertos.
bogotá me sorprendió para bien: su
arquitectura y la noción de que alguien se tomó en serio el urbanismo de la
ciudad son verdaderamente sorprendentes. edificios increíbles, espacios
públicos fantásticos, recorridos peatonales, las redes de transporte, el ordenamiento
urbano, el uso de ladrillo como material de construcción de ¡rascacielos!, la
visión y aplicación de políticas públicas que le apuestan al acercamiento a la
cultura a través de "parques biblioteca" a los barrios más pobres (el
caso más emblemático es de medellín y el parque biblioteca "parque
españa" de giancarlo mazzanti pero eso irá en el “capítulo medellín”),
enormes (¡ENORMES!) bibliotecas públicas llenas de lectores y de jóvenes…
incluso, creo que sería obligación para los estudiantes de arquitectura darse
una vuelta "de trabajo" por bogotá, de verdad es algo sorprendente.
incluso, habría que conseguir financiamiento para hacer una guía de
arquitectura de bogotá e ir a tomar fotos jaja (el arquitecto que no fui, estuvo
feliz, muy feliz).
una de las cosas más raras de los días en bogotá
era la sensación de familiaridad (muy parecido a méxico en muchas cosas) y al
mismo tiempo la sensación de lo ajeno (muy distinto en otras) y esa sensación
de que la globalización no los ha invadido tanto. un ejemplo: pleno centro de
bogotá, domingo, los cafés cierran a las 7pm… la primera reacción fue "¿QUÉ?"…
pero digiriéndolo un poco más, pensándolo, más bien fue darse cuenta que
estados unidos y nuestra misma caótica y enorme ciudad de méxico nos han acelerado
y nos hacen pensar que debemos tener “todo” todo el tiempo, ¿no? y, realmente,
el mundo no se acabará por no poder beber café a las 8 de la noche en domingo.
eso sí, en los días que estuvimos allá,
entendí menos de la mitad de las cosas que nos decían. es curioso como decimos
que hablamos "español"
jajajaja.
(algunos hechos aislados: comí siempre muy
rico, muy simple pero muy rico (un día comí “muchacho
relleno en salsa criolla”, no lo pude resistir ja ja ja). sobre todo me
pasó una cosa rara mientras comía "ajiaco",
sentía que comía algo que sabía a "prehistoria", como un sabor
precolombino, si es que eso es posible; los graffitis son excepcionales en toda
la ciudad; la librería del fondo de cultura económica, “centro cultural gabriel garcía
márquez”, es maravillosa y peligrosa para el presupuesto; los museos
son una maravilla, hay muchos y muy buenos por toda la ciudad, grandes,
medianos y pequeños; botero por aquí, botero por allá, botero acullá, no me
encanta pero sin duda es una de las cosas a ver; el “museo del oro”, un
imperdible de bogotá)
No hay comentarios:
Publicar un comentario