“i need the darkness, someone
please cut the lights”
The
Arcade Fire
***
2 de agosto. 2020. de nuevo, si, de nuevo, vuelvo
sobre este disco, “the suburbs” de the arcade fire que hoy cumple 10
años de haber aparecido. casi 10 años escuchándolo. mucho & muchas veces
& siempre. hoy lo escuché tres veces, de principio a fin (sin la canción
que odio, es un disco perfecto porque hasta tiene un error).
foto: diego ruiz
en 2018, escribí que escribí en este blog en
octubre del 2013:
en agosto del 2010 caía en mis manos el
disco “the suburbs” de los
canadienses de the arcade fire. ese
disco me ha estado acompañando desde entonces. lo escucho una y otra vez y me
sigue sorprendiendo. me conmueve, me emociona, me eriza la piel. lo escucho
desde hace tres años una y otra vez.
una y otra vez. ¡qué poder extraño reside en ese una y otra vez!
escribí en 2018 que escribí en 2013: “todo esto
sigue ahí: la sensación de sorpresa, de maravilla, de emoción, escucharlo una y
otra vez, de entender que en las 15 canciones que me gustan (de las 16 canciones
del disco) sigue resonando eso que soy y todo el elemento de la nostalgia que
está ahí convertido en canciones”. escribí que escribí:
la línea musical y narrativa de “the suburbs” cuenta una historia con
la que me identifico: de pronto uno avanza en la vida y mira hacia atrás. atrás
está uno mismo (adolescente o adulto temprano) en la que de verdad el mundo
daba mucho miedo y nada podía detenerme, que había sombras acechando, que si
uno se detenía y no salía corriendo las sombras ganarían todas las batallas y uno
puede ver que el tiempo pasa y que atrás quedó el tiempo en que, aunque se
tenía miedo, se estaba bien y que realmente no pasaba nada, no se jugaba uno la
vida, pero era entonces, en esa ansia de vida, que se cometerían los actos que
trazarían el camino de la vida. estoy aquí, ahora, aquí y ahora, por todo lo
que fui entonces, por lo que hice, por lo que dije, por mis torpes batallas y
sus derrotas, porque en esos años aprendí a nombrar las cosas que para mí eran
importantes.
diez años después, aquí & ahora, nunca mejor dicho, aquí & ahora, sigo escuchándolo. wow.
bum. ¡BUM! diría aquel (en realidad diría ¡BUM!
pero bueno)
si, una y otra vez. sin duda ya no soy el mismo: aprendo
& me equivoco, me sigo conociendo, le escribo cartas a una ciudad que tiene
un horizonte plagado de estrellas o luciérnagas, habito sin habitar una casa
donde desde una ventanita puedo mirar las montañas, mi centro gravitacional se
mudó al sur, ahora camino las calles y las laderas oaxaqueñas, mi lenguaje
cambió, ahora me sé finito, ahora entiendo que este disco es parte de mi banda
sonora & forma parte de mi propia mitología personal. el que soy hoy, en
2020, no es el mismo de 2010, muchas cosas se me rompieron en las manos, también
me rompí por dentro y me reconstruyo. mis libros no están conmigo pero: sigo
pensando qué haré cuando sea grande, sigo usando tinta negra, me sigue
maravillando el paisaje en la carretera, miro las nubes obsesivamente, escucho,
leo. sigo. soy más viejo y menos sabio, pero más feliz, más pleno, pese a todo
y gracias a todo. el mundo todavía me da mucho miedo y aún así avanzo, aunque
haya sombras acechando, no me detengo. aunque me agote, aunque haya que caminar
unos últimos 200 pasos. aunque el miedo está ahí, avanzo. escribí: “(increíblemente/impresionantemente)
lento, pero avanzo”. por todo & por tanto, avanzo.

